Al término de la guerra, se instaló con su familia en Londres, donde su padre, Hugh Alexander Stalker, encontró trabajo como periodista.
Su amplio bagaje literario es claramente perceptible en su obra, en la que abundan referencias a autores clásicos de la literatura en lengua inglesa, como Chaucer, Shakespeare, Wordsworth, Coleridge, Blake, Keats, Dickens, Carroll, Stoker y muchos otros.
Al año siguiente apareció La juguetería mágica (The Magic Toyshop, 1967), en la que ya está presente el interés de Carter por los cuentos infantiles de tradición oral y por el psicoanálisis.
Las obras más conocidas de Angela Carter suelen considerarse como pertenecientes a la literatura fantástica.
Sus innovadores procedimientos narrativos y sus frecuentes referencias intertextuales la relacionan con el postmodernismo anglosajón.