La historia de Ocaña cubre tres grandes periodos, prehispánico, colonial y republicano.
Por tanto, los carates estarían emparentados no solo con los barí (llamados motilones durante el periodo colonial) sino también con los muiscas del Altiplano Cundiboyacense, descartando la supuesta filiación caribe de los hacaritama, que también se le atribuye a los barí.
Dicho esto, se entiende que periodo prehispánico en Ocaña no siempre hace referencia a la zona donde se ubica el municipio moderno, sino toda la jurisdicción del cabildo colonial.
Pero al estar bajo la jurisdicción de Ocaña, que se extendía hasta Tamalameque y San Alberto, algunos autores confunden a los carates con los mosquitos, e incluso a los actuales barí, quienes en ocasiones son documentados como un pueblo de lengua caribe.
También se han hallado petroglifos y otros restos arqueológicos dentro de la jurisdicción del actual municipio de Ocaña, correspondiendo estos a los carates y las etnias surgidas tras la cosmogénesis, el cual consistió en que los pueblos indígenas reducidos a una vida sedentaria, abandonaban su identidad previa y adoptaban la impuesta por las autoridades coloniales.
El fin último de dicha segregación era que por medio del sistema de encomiendas, los indígenas trabajasen y tributasen para un encomendero español que a cambio se comprometía a evangelizarlos y vestirlos.
[11]Un mito historiográfico involucra un supuesto traslado del cual no existe constancia documental,[12] pero que es perpetuado por la historiografía local, pese a haber sido desmentido por Luis Eduardo Páez Courvel en 1940, en el Boletín de Historia y Antigüedades.
La sociedad colonial, como todas las del Antiguo Régimen giraban en torno a la religión y al derecho.
La Iglesia Católica se mantuvo como la única religión oficial, moldeando la mentalidad de los indígenas conversos y de los mestizos, perpetuando así el modelo aristotélico-tomista vigente en España,[14] un sistema de pensamiento que perduró hasta las Reformas Borbónicas, cuando el pensamiento ilustrado lo reemplazó con las ideas propias del siglo XVIII y luego con las ideas revolucionarias y democráticas durante la Independencia.
Las clases sociales también eran importantes en la ciudad colonial, ostentado el poder político pero con obligaciones con los pobres, las cuales, al igual que otras relaciones de poder en el Antiguo Régimen son llamadas onerosas por el filósofo francés Michel Foucault, quien consideraba que las obligaciones de los poderosos eran tales que no los beneficiaban demasiado.
Las puertas de las casas debían permanecer siempre abiertas para que los pobres pudieran pedir limosna y para que los peregrinos tuvieran un lugar donde pasar la noche; esto se evidencia en el modelo arquitectónico de las casas coloniales, con patios interiores y antesalas que ocultaban las habitaciones de la familia.
La Iglesia Católica fue el eje en torno al cuál giró la sociedad colonial, expresándose en la arquitectura, la cultural y la vestimenta.
Esto es evidente en Ocaña donde la actual Catedral de Santa Ana se ubuica frente a la Plaza 29 de Mayo, aunque separada por una carretera, al igual que en las parroquias destinadas a los blancos y mestizos.
Los templos destinados a los indígenas eran atendidos por las órdenes religiosas, los cuales contaban además del convento, una plaza anexa que no estaba separada por una carretera.
La potestad de intituir o no una junta fue motivo de disputa entre las ciudades del Imperio Español, que se peleaban unas con otras por el derecho a tener una junta separada, aun así, mientras que en la península ibérica las juntas se mantuvieron fieles a Fernando VII, en Hispanoamérica la mayoría de estas se enmanciparon y declararon la independencia.
Cuando Carmona dejó la ciudad, fue reemplazado por reemplazado por el coronel Jacinto Lara, quien persiguió la guerrilla; sin embargo, cuando el coronel Figueredo se encontraba de nuevo en Ocaña, Los Colorados atacaron la ciudad y se apoderaron de ella en noviembre de 1820, aunque sería recuperada ese mismo año por el Coronel Manuel Manrique.
Como ya se mencionó, buena parte de los cabecillas patriotas pertenecían a la aristocracia criolla.
Sin embargo, estas rivalidades entre clases no siempre fueron tan homogéneas, pues en ocasiones colaboraban juntos, como en la Rebeliónde los Comuneros, aun así, tras la promulgación de las Gracias al Sacar por Carlos IV, los criollos se resintieron ante la posibilidades de ser iguales ante la ley que los mestizos, mulatos y negros libres.
[26] En Ocaña, los líderes patriotas más destacados fueron:[27] El Congreso de Angostura se celebró en 1819 y pese aprobarse nunca tuvo gran vigencia por desacuerdos entre los caudillos independentistas y la guerra contra las guerrillas realistas como Los Colorados.
Dicho congreso había dividido el territorio en tres departamentos: Cundinamarca, Venezuela y Ecuador; aunque nominalmente se planeaba que el Haití Español fuese un Estado Libre Asociado.
Bajo dicha división, Ocaña estaba bajo la jurisdicción del departamento de Cundinamarca, no obstante, Los Colorados llegaron a tomar la ciudad varias veces, gobernando de facto la ciudad en nombre del Rey.
Marcando a la región como una propicia para la guerra de guerrillas, como se evidenciaría más claramente durante la Guerra de los Mil Días y durante el Conflicto Armado Colombiano.
El departamento de Ocaña persistiría hasta 1886, cuando se suprimen los estados y sus jurisdiccione internas.
Ocaña llegó a promulgar algunas constituciones de corte liberal y esta tendencia se mantuvo al igual que en el resto del Estado.
Este monopolio del Estado del Magdalena produciría controversias y demandas ante el Estado, por parte de comerciantes ocañeros y de Barranquilla, quienes consideraron vulnerados sus derechos comerciales.
Bajo el gobierno de Rafael Nuñez en 1884, se propuso la política de Regeneración, que incluía cambios a la constitución y que convertiría el gobierno en centralista.
[42] Entre los simpatizantes de la causa liberal se encontraban los intelectuales el médico Alejo Amaya, Margario Quintero Jácome, César Paba y Adolfo Milanés.
La fuerza conservadora, gobiernista, estaba comandada en los departamentos de Santander y Magdalena, por el general Manuel Casabianca.
I, II y III La duración del periodo independentista varía según el autor.
Por tales motivos, las fechas se contradicen y superponen, después de todo, era una época en que no estaba claro el gobierno.