[1] Fue la primera mujer en Israel[2] y tercera en el mundo en llegar a tan alto cargo.
Fue en ese mismo año cuando pogromos especialmente violentos provocaron las protestas de la comunidad judía en Rusia.
La pequeña Golda, que contaba con solo cinco años, quiso participar en las protestas, pero la familia no lo permitió.
Compró un billete de tren para Denver, Colorado, y se fue a vivir con su hermana, casada con Shamai Korngold.
[8] Los Korngold organizaban en su casa tertulias nocturnas, donde Golda asistía a intensos debates sobre sionismo, literatura, sufragio femenino, sindicalismo y otros temas.
[13] La pareja se trasladó a Eretz Israel en 1921, ya bajo dominio británico, junto con su hermana Sheyna y su familia.
Recién llegados al Mandato Británico de Palestina, la pareja Meyerson se instaló en un apartamento alquilado en Tel Aviv y, al poco tiempo, pidieron incorporarse como miembros del kibutz Merhavia, en el norte del país.
No así su esposo Morris, quien pronto se hartó de la vida comunal, las privaciones y las enfermedades.
Aquella época fue el comienzo de la desarmonía conyugal; Morris se negó terminantemente a tener hijos en tanto no dejaran la comuna.
Al aceptar el puesto, que implicaba numerosos viajes, Golda reconocía también la irreversibilidad de la ruptura conyugal.
La única excepción fue la República Dominicana, que se comprometió a aceptar 100 000 refugiados con generosas condiciones.
Los responsables de la política inglesa nunca podrán perdonarnos el habernos convertido en nación sin su expreso consentimiento.
Cuando, al concluir la guerra, se declaró en huelga de hambre para protestar contra los centros de detención británicos destinados a los sobrevivientes del Holocausto, sintetizó así su pensamiento: «El sionismo no tiene sentido, sino para rescatar a los judíos».
Paralelamente, se mantuvo en estrecho contacto con los principales grupos de resistencia judía armada (la «Haganá» y el «Étzel»).
El rey se mostró evasivo, y Golda Meyerson comprendió que la suerte ya estaba echada.
Durante la contienda, Israel detuvo la agresión coordinada árabe, lanzó luego una serie de ofensivas militares y amplió sus posesiones territoriales.
A los pocos meses Zhemchúzhina fue detenida y luego condenada a cinco años de trabajos forzados en el Gulag por el NKVD acusada de mantener "relaciones criminales con nacionalistas hebreos", y su marido fue destituido del cargo que ocupaba.
Para ello, Meir promovió los vínculos con los estados de reciente creación en el continente negro en un esfuerzo por ganar aliados en la comunidad internacional.
Luego, participó activamente en la reunificación de todas las fuerzas socialistas parlamentarias, en el Partido Laborista Unificado.
La respuesta llegó desde Egipto tres días después: En 1969 y principios de 1970, Meir se reunió con muchos líderes mundiales para promover la paz en Oriente Medio, entre los que se encontraban Richard Nixon y el papa Pablo VI.
[27] En septiembre de ese mismo año viajó a los Estados Unidos, donde ella fue por primera vez para entrevistarse con el presidente Richard Nixon.
Durante su gira por el país norteamericano se detuvo en Filadelfia, donde fue recibida por más de 30 000 judíos estadounidenses.
Posteriormente fue invitada a la Casa Blanca, donde recibió los más altos honores, civiles y militares.
[39] Con el espíritu del principio de no negociar con terroristas, la primera ministra Meir se negó a la solicitud y dijo: «Si negociamos, ningún ciudadano israelí estará seguro en cualquier parte del mundo en toda su vida».
El canciller austriaco Bruno Kreisky cedió a las demandas y ordenó cerrar las instalaciones de la Agencia Judía.
Aun así, Golda Meir jamás se perdonó su crucial aporte al fiasco: «Deberé vivir hasta el fin de mis días sabiendo algo tan terrible», escribiría en su autobiografía.
[19] Solo seis días después, Sadat voló desde Egipto a dar un histórico discurso en la Knéset.
En su encuentro con el líder egipcio, Golda Meir le entregó un regalo para un nieto recién nacido.
Se podría definir hoy a Golda como modelo, símbolo y revolución del poder femenil en el siglo XX.
[50] La historia de Golda Meir fue llevada tanto al teatro como a la gran pantalla.