El fenómeno tuvo características diferentes según los países, aunque en general redujo muchas de las comunidades judías hasta su práctica desaparición.
[2] Aproximadamente dos tercios de los judíos afectados emigraron a Israel; otros destinos habituales fueron Estados Unidos, Canadá y Francia.
La discriminación, la violencia, el hostigamiento, la persecución y la confiscación de bienes a los ciudadanos judíos en los países árabes fue una constante.
El proceso aumentó a medida que las naciones árabes se independizaron de las metrópolis francesa, británica e italiana.
En un amplio porcentaje se produjo la confiscación previa de todos sus bienes, en muchos casos la emigración no fue optativa, sino que fueron expulsados.
Lo típico era que la "gente de la dhimma" estaba exenta del servicio militar y del impuesto religioso, llamado azaque, pero en su lugar debía pagar un impuesto per cápita denominado yizia (جزية), y un impuesto sobre la tierra (jaraj), además de acatar la autoridad del sultán; asimismo tenía derecho a practicar su fe (aunque con severas limitaciones) y a tener sus propios jueces en cuestiones civiles, tales como matrimonios, divorcios, sucesiones, etc.
En la práctica, el tratado era inseguro e inestable y condenaba a una enorme precariedad a los no musulmanes, ya que el pacto podía suspenderse en cualquier momento, o imponerse nuevos impuestos de forma arbitraria, o secuestrar a los jefes espirituales y pedir rescate por ellos, o practicar el Devşirme o «impuesto de sangre» (el reclutamiento y conversión forzosa de niños para enseñarles a combatir), que los sultanes otomanos practicaron durante tres siglos contra los cristianos y que suponía una violación de la "dhimmah".
[4] Los decretos que ordenaban destruir sinagogas se promulgaron en diversas ocasiones en la Edad Media en Egipto, Siria, Irak y Yemen.
Existen casos de judíos que se vieron obligados a convertirse al Islam o fueron matados en Yemen, Marruecos y Bagdad.
En las siguientes décadas, la mayoría de los judíos tendría que abandonar el mundo árabe.
Entre los siglos XIII y XV, los judíos ocuparon algunos puestos importantes dentro del gobierno, por lo general, para aplicar las decisiones.
De todos modos, los asaltos a las juderías cometidos por grupos árabes seguían siendo constantes.
Después continuó la emigración judía (hacia Israel y otras partes), pero disminuyó a unos pocos miles al año.
A principios de los años 50, las organizaciones sionistas alentaron la emigración, en particular en el sur, la región más pobre del país, viendo a los judíos marroquíes como valiosos contribuyentes al Estado judío: En 1956, Marruecos obtuvo la independencia.
[24] Si bien son cordiales las relaciones con la comunidad judía en los más altos niveles gubernamentales, esas actitudes no fueron compartidas por los grados inferiores, que mostraban desde el tradicional desprecio hasta la abierta hostilidad.
Fueron momentos en los cuales, por ejemplo, a los judíos no se les permitía ni tan solo tener comunicación postal con Israel.
Durante ese tiempo, sin embargo, continuó la emigración clandestina, incluso en pateras con destino a Gibraltar,[26] y otros 18.000 judíos salieron de Marruecos.
En las principales poblaciones del país, los judíos volvieron a ser perseguidos y sus negocios boicoteados, ya que no recibieron ningún pago de las deudas contraídas por los demás marroquíes.
[29] A pesar de su escaso número actual, hay algunos judíos que siguen desempeñando un papel destacado en Marruecos.
El 1954, israelíes y egipcios judíos fueron detenidos por atentados en Egipto a blancos estadounidenses.
En 1970, Gamal Abdel Nasser dejó en libertad a los jefes de familia judíos encarcelados desde 1967, y la emigración continúa.
Hubo judíos que ocuparon varios altos cargos en el gobierno de Túnez.
Después de los ataques en 1967, la emigración judía a Israel y Francia se aceleró.
Esta práctica empezó a fines del siglo XVIII, fue suspendida en el periodo de la dominación otomana, pero fue reinstaurada en 1918.
En 1948, había aproximadamente 150.000 judíos en Irak, y el grueso de la comunidad estaba concentrada en Bagdad.
El registro para emigrar se aceleró después de que una bomba hiriese a tres judíos en un café.
La comunidad judía apoyó activamente la independencia del Líbano después de la Segunda Guerra Mundial.
En 1967, durante la Guerra de los Seis Días, la población judía - unas 4000 personas - fue nuevamente sometida a pogromos, en los que 18 fueron asesinados y muchos otros heridos.
En junio y julio más de 4000 viajaron a Italia, donde fueron asistidos por la Agencia Judía.
[50] Aunque la principal sinagoga en Trípoli fue renovada en 1999, no ha vuelto a abrir sus puertas para los servicios religiosos.