Hablar de Golda Meir es sacar a relucir la causa sionista y, con ello, abrir susceptibilidades.
Los guionistas, Harold Gast y Steven Gethers, intentaron colocarse al margen de polémicas ajustándose a la realidad histórica.
Tales observaciones se refieren, por ejemplo, al tratamiento dado a los conflictos con los árabes y a las relaciones iniciales y posteriores con la Unión Soviética.
En el curso de esa misma entrevista, Ingrid Bergman reconoció su satisfacción por la serie Una mujer llamada Golda, hasta el punto de considerarla su mejor epitafio.
A la pregunta de si tenía miedo del futuro respondió, en sintonía con su reciente simbiosis interpretativa y parafraseando unas palabras de Meir, que lo único que temía era vivir demasiado tiempo.