Desarrolló una larga carrera como fiscal en el Poder Judicial y posteriormente en política, al ser elegido senador en 1900.
[1] Durante su periodo presidencial se sucedieron 17 ministerios, lo que causaba graves consecuencias administrativas y políticas.
Tras terminar su mandato, que muchos consideraron un fracaso, se retiró a la actividad privada, hasta su fallecimiento.
Una vez electo presidente, decidió que ello debía influir lo menos posible en su vida familiar.
Continuó viviendo en su residencia privada y no en La Moneda como era costumbre, prohibiendo la madre a sus hijos mencionar cuestiones políticas en el hogar.
La noche del día 7 se realizó una reunión en la casa de Vicuña, conviniéndose a votar por Riesco.
Si bien las autoridades eclesiásticas declararon que aquel diario no era la voz oficial de la Iglesia, se continuó la campaña doctrinaria.
[12] El conservador Rafael Egaña, partidario suyo, le contestó a través del periódico La Libertad Electoral.
[cita requerida] El primer ministerio, representó a la triunfante Alianza Liberal, con Ramón Barros Luco como ministro del Interior.
Ante la formación de esta nueva mayoría, decidió seguir las reglas del juego parlamentario y gobernar con la Coalición.
El 5 de julio reasumió la presidencia, manteniendo en Interior al hasta entonces subrogante Rafael Sotomayor Gaete.
Con aquel nombramiento, intentó combatir la crisis política convocando a los partidos para desarrollar un ambicioso plan de gobierno, pero no fue escuchado.
[19] Los nacionales decidieron romper con la Coalición, provocando otro cambio ministerial, esta vez con Arturo Besa Navarro en Interior, quien asumió el 23 de octubre.
[20] Al consolidarse una nueva mayoría aliancista, esta formó gobierno el 12 de mayo con Luis Antonio Vergara como ministro del Interior.
Las disputas en torno a la reelección de Fernando Lazcano como presidente del Senado desataron la crisis ministerial.
Liberales y radicales vieron la ocasión para asestarle un golpe a la Iglesia e hicieron aprobar un decreto que clausuraba todos los colegios de la congregación.
Renunció por la conformación de un acuerdo entre nacionales, radicales y liberales para formar una convención presidencial.
[25] En su último gabinete, utilizó una fórmula «universal», con representantes de todos los partidos, con Manuel Salinas a la cabeza.
[27] El canciller chileno Eliodoro Yáñez mostró una actitud inflexible frente a Argentina.
[29] Respecto al arbitraje británico, el presidente Riesco se mostraba escéptico de su aplicación y auspiciaba una negociación directa.
Riesco le dio aquiescencia para realizar la iniciativa, en la que también se involucró el embajador de Alemania.
Argentina replicó que consideraba prematuro y perjudicial tratar el asunto, y que podría ser examinado nuevamente una vez hubiese venido la comisión técnica enviada por la corona al terreno en disputa.
Portela fue remplazado como embajador en Argentina por José Antonio Terry, Eliodoro Yáñez como canciller chileno por José Francisco Vergara y por la muerte de Amancio Alcorta, le remplazó interinamente Joaquín V. González en la cancillería argentina.
En el acta preliminar Argentina se compromete a no inmiscuirse en problemas internos ni externos de Chile, renunciando por tanto a intervenir en los asuntos pendientes de Chile con Perú y Bolivia.
En Buenos Aires encontró una respuesta favorable, pero en Santiago chocó con la posición inflexible del canciller Yáñez, quien exigía una resolución ajustada a derecho.
[1] También se preocupó de la educación, construyéndose durante su gobierno colegios para niños y adultos, como el Internado Nacional Barros Arana (1902).
[1] Esto fue la chispa que hizo estallar a la multitud: intentaron asaltar La Moneda y su casa particular.
Deseaba que los desposeídos comenzasen a tener, siendo una de sus preocupaciones principales el fomento del ahorro.
[cita requerida] En su natal Rancagua, existe un busto suyo en la alameda local, obra del escultor Octavio Román, en un sector conocido popularmente como el Paseo de los Presidentes.
[cita requerida] En Santiago, la larga avenida Presidente Riesco ha sido bautizada en su honor; ubicada en la comunas de Las Condes y Vitacura, corre desde Andrés Bello hasta que, después de Manquehue se bifurca en la calle Cerro Altar y Nueva Presidente Riesco, entroncando esta última en la continuación de Presidente Riesco, que termina finalmente en Las Tranqueras.