Su incursión como historiador fue atípica a la formación formal, en la que estuvo fuertemente arraigada a sus enfoques metodológicos, los cuales eran una fusión entre la historiografía y varias corrientes de las ciencias sociales, las cuales estas últimas estaban subexplotadas por los investigadores locales.
Sus obras son de estilo variado y estudia temas que no habían sido abordados por la historiografía tradicional.
Historia de una sociedad urbana, esta última le tomó muchos años en realizar, pues la escribió y reescribió en varias ocasiones hasta obtener el resultado que se tiene a mano.
Por su trayectoria académica e historiográfica, se le entregó en 1998 el Premio Nacional de Historia.
Su hija Emma siguió sus pasos y desde 2015 es directora del Archivo Nacional de Chile.