Durante su vida, trabajó por las libertades cívicas y el progreso de su país.
Apresado por su participación, se fugó de la cárcel vestido de mujer y, tras cabalgar durante cuatro días junto al político y militar José Miguel Carrera Fontecilla, arribó a La Serena.
Allí se sumó a las fuerzas revolucionarias y asumió como gobernador de Illapel durante algunos días.
Sin mayores conocimientos ni experiencia militar, sus tropas sufrieron una aplastante derrota en el valle de Aconcagua.
Condenado a muerte, escapó y se exilió luego del fracaso de la insurrección.
Durante su estadía creó el periódico La Voz de América en Nueva York.
Vicuña Mackenna descolló como un urticante crítico de las gestiones del gobierno y su influencia llegó a ser poderosa en la opinión pública.
Fue candidato para la presidencia de la república en 1876 apoyado en un principio por los conservadores y el Partido Liberal Democrático, creado exclusivamente para esa campaña electoral.
Paralelo a su actividad política, Vicuña Mackenna realizó una importante labor como historiador, autor de variados libros relacionados con recopilaciones históricas; recolectó varios documentos, que constituyeron un aporte de primer orden a la historiografía chilena, solo superado por José Toribio Medina.
El cerro Santa Lucía se conserva prácticamente tal como él lo dejó y aún es un paseo de importancia en la capital salvo algunas remodelaciones e instalación de elementos modernos como teléfonos o iluminación.
La avenida Vicuña Mackenna (el ex-Camino de la Cintura) lleva su nombre, además el museo Benjamín Vicuña Mackenna, ubicado en lo que era su propiedad, en la avenida que lleva su nombre (n.º 94), alberga y exhibe sus reliquias materiales y preserva su memoria.