Leopoldo Castedo

[3]​ Gracias a la ayuda del poeta Pablo Neruda —entonces cónsul chileno en España—, logró embarcarse en el Winnipeg, que transportó exiliados españoles a Chile en 1939.

[2]​ Desembarcado, fue llamado a la Biblioteca Nacional, donde conoció a Francisco Antonio Encina, quien había solicitado preguntar si alguno de los viajeros del Winnipeg era historiador, pues necesitaba ayuda para concluir su Historia de Chile.

Castedo se puso a trabajar en el resumen, quitando las ideas racistas y añadiendo iconografía.

[3]​ Paralelamente trabajó para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) entre 1960 y 1965.

[3]​ Además de las obras mencionadas se encuentran otras relacionados con la historia del arte y variados documentales.