Con su obra Jesús y María Magdalena ganó el concurso que le permitió obtener una beca a Europa.
En 1875 viajó a París, donde acudió al taller del español Juan Antonio González (1842-1914), también maestro de Pedro Lira.
Fue un notable y dedicado maestro, con el que sus alumnos siempre tuvieron una íntima relación y de una tremenda generosidad artística que sus discípulos siempre recordaron.
Fue un realista que perfeccionó el detalle y el carácter minucioso, pero sin caer en un figurativismo sentimental a pesar de su gusto por las escenas interiores.
En Europa fueron justamente el tema de las escenas familiares y el histórico, los que más perfeccionó, así nacieron obras como Maternidad, La apoteosis de Prat y La lectura.