Una tercera edición alemana, que todavía estaba en progreso en el momento de su muerte, fue terminada y publicada por Friedrich Engels en 1883.
Escribió que la obra ha sido descrita como “la Biblia de la clase trabajadora”, cuyas conclusiones fueron fundamentales en el movimiento obrero en Alemania, Suiza, Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Italia, España y América.
Según Engels, Marx “llegó a la conclusión de que, al menos en Europa, Inglaterra es el único país donde la inevitable revolución social puede efectuarse enteramente por medios pacíficos y legales”.
[11] Para Marx, una mercancía es cualquier producto resultante del trabajo humano que ha sido producido con el objetivo de ser vendido.
Pero “si con poco trabajo se lograra transformar carbón en diamantes, éstos podrían llegar a valer menos que ladrillos”.
La sociedad simplemente tomará la idea como una inevitabilidad natural y/o dada por Dios de que son impotentes para alterarla.
Argumenta que las personas inicialmente crean una deidad para satisfacer cualquier deseo o necesidad que tengan en las circunstancias actuales, pero luego estos productos del cerebro humano aparecen como figuras autónomas dotadas de vida propia y entran en relaciones tanto entre sí como con la raza humana.
La forma del precio, sin embargo, admite una incongruencia cuantitativa la magnitud del valor y su propia expresión dineraria, y puede albergar una contradicción cualitativa de modo que “una cosa tenga formalmente precio sin tener valor”, cosas que en sí "no son mercancías, como por ejemplo la conciencia, el honor, etc".
La parte del capital transformada por la fuerza de trabajo cambia durante la producción, ya que reproduce su equivalente y también un plusvalor.
La tasa de plusvalor es independiente del capital constante, el cual debe ser considerado como cero para tener en cuenta sólo la plusvalía en un análisis “puro”.
Hasta finales del siglo XVII, los empresarios consiguieron incluso ampliar la jornada laboral por medio de la ley, como ocurrió cuando se crearon los workhouses.
La lucha por una jornada laboral “normal” sólo tuvo lugar realmente en Inglaterra a partir de 1833 con la Factory Act, que regulaba en particular el trabajo infantil.
La tasa de plusvalía “queda dada a la vez la masa del plusvalor que el obrero individual suministra al capitalista en determinado período”.
De hecho, es lo que comenzó la Revolución Industrial del siglo XVIII y aún hoy continúa convirtiendo la artesanía en industria.
“No sólo, pues, se acrecienta el plusvalor, sino que disminuyen las inversiones necesarias para la obtención del mismo”.
A medida que las máquinas se adaptan y racionalizan continuamente, el efecto es una intensificación cada vez mayor de la actividad laboral del trabajador.
Marx utiliza esta última descripción para mostrar las características del sistema fabril moderno bajo el capitalismo.
Marx describe este trabajo como extremadamente agotador para el sistema nervioso y vacío de actividad intelectual.
No se trata de dos fuerzas independientes que trabajan la una en la otra: "Les dés sont pipés [los dados están cargados]".4.
La "estancada" es población activa con condiciones de vida “por debajo del nivel medio normal” con empleo “irregular” (hoy llamaríamos la economía “negra o sumergida”, y que entonces era sobre todo la “industria domiciliaria”) (Guerrero, 2015, p. 120).
Este capítulo se compone de siete epígrafes en el que Marx analiza la acumulación primitiva (también llamada acumulación originaria o acumulación previa) del capital, el método lucrativo esencial empleado por la clase capitalista que provocó la transición al modo de producción capitalista después del final del sistema feudal y, por lo tanto, a cómo surgieron las distinciones de clase entre poseedores y no poseedores.
Como resultado, la clase obrera a menudo tenían que convertirse en "mendigos, ladrones, vagabundos" para satisfacer sus necesidades bajo esta nueva forma de existencia humana.
Primero aparece como "bailiff [bailío]", luego durante la segunda mitad del siglo XIV como un "arrendatario libre a quien el terrateniente provee de simientes, ganado y aperos de labranza", luego "se convierte en métayer [aparcero], en medianero" y finalmente en arrendatario propiamente dicho.
Creación del mercado interno para el capital industrial La Revolución agrícola británica (siglos XVII-XIX) no sólo causó muchos cambios en la forma en que la gente trabajaba, sino también en la estructura social.
Del sistema colonial Marx explica la que sus procesos constituyen factores "idílicos" y "fundamentales de la acumulación originaria".
[62] De acuerdo al marxólogo Maximilien Rubel, este epígrafe debería consistir en lo que aparece en el capítulo XXV.
Wakefield también observó "que el capital no es una cosa, sino una relación social entre personas mediada por cosas" porque para crear capitalistas no basta dinero y otros medios de producción, sino la existencia del obrero asalariado "forzado a venderse voluntariamente a sí mismo".
En el mundo árabe, las ideas de Marx fueron discutidas por pensadores como Sadiq Jalal al-Azm,[88] Al-Tayyeb Tizini,[89] Rizgar Akrawi[90] y otros.
[91] Engels bajo su "método lógico-histórico" sostuvo que El capital parte de la "producción mercantil simple", donde las mercancías se venden por su valor como en sociedades precapitalistas.
Tal interpretación fue influyente en economistas marxistas posteriores pero actualmente ha sido critcada, ya que para Marx la ley del valor no se aplica en sociedades precapitalistas.