Trabajo vivo y trabajo muerto
El término trabajo muerto o trabajo objetivado denomina a aquellos medios de producción que no son naturaleza "virgen", en otras palabras, a todo lo modificado por la intervención deliberada humana (lo hecho); por el contrario, trabajo vivo es como denomina al acto mismo de modificación, es decir a la actividad concreta humana (la hechura).Nace en ella, coexiste con ella y perece con ella: El trabajo, interacción consciente y deliberada del humano con su entorno, que lo hace único entre los animales, modifica de una forma particular las premisas naturales de su existencia, a la vez que se produce y reproduce a sí mismo de dos maneras: directamente, en la medida que en su relación con la naturaleza establece relaciones sociales que lo modifica en tanto ser social.En otras palabras, el trabajo humano es una relación entre la proyección (concepción) y la modificación (ejecución).El concepto de propiedad expresado en los Grundrisse refiere, en cambio a la apropiación o posesionamiento de hecho del entorno del hombre mediante su relación directa con él.Sin embargo, como puede comprobarse, esta actividad transformadora no siempre implica una valoración de juicio positiva.Así, la objetivación de su propio trabajo vivo resulta en un producto que se le presenta como ajeno.El trabajo alienado (y degradado) es evidente en el sistema jurídico de la esclavitud, en la jerarquía de castas del feudalismo, pero según Marx, también es inherente al capitalismo, aunque se presente como una relación contractual entre individuos libres e iguales.Pero, además, este producto que le es hostil al productor acompaña el hecho de que el mismo acto de producir le es hostil.