Edith Stein

Continuó su carrera a la vez que trabajaba como colaboradora del filósofo alemán Edmund Husserl, fundador de la fenomenología.

Ella misma dijo más tarde que «estas lecturas literarias de la época me sirvieron para mi vida entera».

Posterior a su tesis vinieron los escritos Causalidad sintiente e Individuo y comunidad, en donde buscaba justificar filosóficamente la nueva psicología.

[24]​ Stein escribió: «cuando la guerra se acabe, si aún vivo, podré pensar de nuevo en mis ocupaciones personales».

[30]​ Su investigación filosófica se centró en la persona humana, las relaciones interpersonales, las comunidades de pertenencia, como Estado, pueblo, grupo étnico, religioso, etc.

Hacia 1905 escribió: 'Los alemanes conservadores odian a los judíos social-demócratas'; la socialdemocracia rusa tenía entonces dos 'corrientes': bolcheviques y mencheviques, más adelante, Edith propuso: 'La realidad comunista: cada uno para todos.

Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, tuvo que refugiarse en Kiel, Hamburgo y Gotinga.

[50]​[51]​ Edith dijo más tarde que: «se puede tener consciencia de la verdad, sin aceptarla, rehusando meterse en su terreno».

Por lo tanto, advirtió contra la vigilancia a los alumnos y demostró el papel ejemplar del maestro en la educación, más que los medios coercitivos.

[60]​ Su director espiritual la animó a seguir con sus trabajos, precisamente por su estatuto de laica, hecho raro en aquella época.

[61]​ En 1931 terminó sus trabajos en Espira e intentó de nuevo obtener la habilitación para enseñar libremente en Breslau y Friburgo, pero no lo consiguió.

Consideraba que la filosofía tenía por objetivo «profundizar en las necesidades y posibilidades del ser», debido a su función de conocimiento.

[69]​ Poco después de la toma del poder por los nazis, las leyes alemanas prohibieron que las mujeres enseñasen en las universidades, así como los judíos.

Sin embargo, incluso cuando a ella misma le prohibieron la enseñanza en 1933, la Asociación de Maestros Católicos siguió pagándole una beca.

Dado que Stein no podía hablar en público debido a las leyes antisemitas pidió al abad Walzer de Beuron entrar en el Carmelo.

Todo este trabajo no pudo publicarse a causa de las leyes antijudías del Tercer Reich.

No había conseguido antes alojamiento en otro convento en Austria, por lo que pudo acompañar a Stein casi hasta la muerte.

Continuó con su trabajo, pero le pidió a su superiora «ofrecerse en sacrificio al Sagrado Corazón de Jesús por la verdadera paz».

[95]​ Allí encontró a dos amigas e «hijas» espirituales, dos jóvenes judías que se habían convertido al catolicismo, Ruth Kantorowicz y Alice Reis.

En el campo de Westerbork se encontró con otra gran mística judía del siglo XX, Etty Hillesum, que acababa de ser reclutada por el Consejo Judío del campamento para ayudar a confeccionar un registro.

Por ello, los líderes judíos criticaron al papa, pidiéndole que cancelase la canonización,[107]​ viendo en ella un intento de lograr la «cristianización del Holocausto».

[120]​ Esta realización debe también comprender una misión espiritual de la mujer que se lleva a cabo mediante la vida en Dios, la oración y los sacramentos.

[131]​ Sin embargo nunca renegó de su fe católica y se identificaba con Cristo, que murió por sus discípulos.

Ella siempre fue consciente de que estaba obligada a Cristo no solo por la espiritualidad, sino también por la propia sangre.

La Cruz es, según Edith Stein, «... la verdad enterrada en el alma como un grano de trigo que empuja a sus raíces y crece.

Nadie puede en esta vida entrar en este conocimiento, siempre limitado, de estos misterios, sin haber sufrido mucho».

[135]​ Según Edith Stein, después de la noche oscura que es la purificación del corazón, el ser humano accede a la unión con Dios.[136]​.

En un primer instante, tenía la convicción íntima y dije desde el fondo de mi corazón: Ave Crux, spes unica».

En 1930 escribió: «siento cómo es débil la influencia directa, que agudiza en mí el sentimiento de holocaustum personal.»[139]​ La empatía (o Einfühlung) es un término prestado por Husserl a Theodor Lipps para designar la experiencia intersubjetiva.

Esto no se puede fundar únicamente sobre el yo para alcanzar el conocimiento, pero es necesario aceptar las cosas exteriores como son, abriendo así la puerta a un mayor conocimiento de las cosas, porque si no «nos encerramos en la prisión de nuestras particularidades».

Edith Stein (ca. 1913-1914) durante su período como estudiante en Breslavia
Casa de la familia de Edith Stein, ubicada en la calle Nowowiejska 38 (anteriormente, Michaelisstraße), Breslavia , Polonia
Placa conmemorativa de Edith Stein en Praga
Edith Stein en 1920
Monumento en Bad Bergzabern , donde Edith Stein se bautizó
Estatua conmemorativa del paso de Edith Stein por Colonia
Reliquia del hábito de Edith Stein en la catedral de Espira
Monumento en la abadía de Beuron en Alemania
Vidriera de Alois Plum representando a Edith Stein y Maximiliano Kolbe en Kassel