Fue precedida por exploraciones iniciales llevadas a cabo por Pascual de Andagoya desde Panamá que recorrió la costa norte, obtuvo noticias del mítico "Birú" pero terminó abandonando.
[37] Dejó a Almagro el encargo de reclutar más voluntarios y armar otra nave para que le siguiera cuando estuviera listo.
Eran en total 80 los hombres que se hallaban en la isla del Gallo, todos flacos y macilentos, de los cuales 20 ni podían ya mantenerse en pie.
[77] Terminada la larga negociación, los consejeros redactaron las cláusulas del contrato entre la Corona y Pizarro, que la historia conoce como la Capitulación de Toledo.
[132] Ciquinchara se entrevistó con Pizarro para hacerle saber que el Inca «tiene la voluntad de ser su amigo, y esperalle en paz en Caxamarca».
Todos debían estar escondidos en los edificios que rodeaban la plaza, esperando la llegada del Inca y hasta escuchar la señal de ataque.
Hasta que finalmente, debido a la tremenda presión, el muro se derrumbó, y por encima de los muertos aplastados, los sobrevivientes huyeron por la campiña.
El Inca se esforzó por mantener durante toda la velada un porte lo más digno posible, respondiendo en pocas palabras a las muchas preguntas que le hacían.
Viéndolo como cosa de idolatría, Hernando sacó la imagen y lo quemó, aprovechando la ocasión para adoctrinar a los pobladores en la fe cristiana.
Como encontró poco metal precioso en Pachacámac, en los siguientes días, Hernando mandó mensajeros a los curacazgos aledaños, ordenándoles que trajeran todo el oro posible.
Este acogió amigablemente a los españoles, pues iban acompañados del orejón o noble inca, por lo que les dejó en plena libertad de actuar.
El intérprete se vengó del Inca transmitiendo noticias alarmantes a los españoles, fingiendo que aquel preparaba su fuga en connivencia con sus generales y planeaba la muerte de todos los cristianos.
Atahualpa fue hallado culpable de idolatría, herejía, regicidio, fratricidio, traición, poligamia e incesto y fue condenado a morir quemado en la hoguera.
Pizarro, ante esto, pretendió atacarlos por sorpresa; pero fue engañado y cuando quiso continuar hacia el Cuzco, se dio cuenta de que los puentes estratégicos habían sido cortados.
Estas tropas pertenecían al ejército de Quizquiz, y tenían como aliados a los indios tarmas; su jefe era Yurac Huallpa.
[229] En el trayecto, ocurrió un hecho de mucha trascendencia: los belicosos cañaris, con su caudillo Chilche, ofrecieron su apoyo a los españoles, quienes gustosos aceptaron.
Pizarro aceptó gustoso esta alianza, y apresuró la marcha al Cusco, que según Manco, se hallaba amenazada de ser incendiada por los quiteños.
[241] Sin obstáculos, Pizarro entró al Cusco, junto con Manco Inca, la hueste española y los aliados incas (huascaristas o cusqueños).
Pizarro llegó con su gente hasta la gran plaza cuadrada y, después de escudriñar sus edificios, mandó a algunos peones para que los visitasen.
Enfadados y llenos de indignación, prosiguieron al Coricancha esperando hallar allí "más oro que en todo el Cuzco junto".
Pizarro, entre tanto, al no ser hostilizado cuando tomó el Cusco, organizó otro ejército con gente de Manco Inca que logró reunir «cinco mil guerreros».
Esto preocupó sobremanera a la tropa española, porque en Jauja, se encontraba la guarnición que había dejado Pizarro, durante su avance sobre el Cuzco.
Si bien los españoles eran solo unos cientos, sus aliados indígenas eran miles; estos últimos fueron sin duda los que inclinaron la balanza a favor de los invasores europeos.
Los españoles, presas del pánico, creyeron ver al Apóstol Santiago el Mayor luchando contra los incas y a la Virgen María apagando los incendios.
Al día siguiente, las fuerzas españolas y sus aliados indígenas rechazaron varios contraataques incas e intentaron un nuevo asalto nocturno con escalas.
Algunas crónicas mencionan también los nombres de otros capitanes, como Páucar Huamán, Yanqui Yupanqui, Hualpa Roca, Apu Siloalla y Allín Songo Inca.
Se desata el combate con una carga frontal coordinada entre caballería española e infantería indígena por oleadas hacia los andenes del lugar, siendo repelido por una enorme cantidad de piedras y flechas con una puntería mortal.
Estando en Victos llegaron siete almagristas sobrevivientes de las Salinas, suplicando servir al Inca a perpetuidad si este protegía sus vidas.
Desde los primeros años en que Sayri Túpac estuvo a cargo del gobierno, buscó establecer relaciones con el gobernador español Pedro de la Gasca.
Con lo cual los presentes cesaron su grito y vocería, quedando con tanto silencio que «parecía no haber ánima nacida en toda aquella ciudad».
Los 13 de la Isla del Gallo
. Óleo de
Juan B. Lepiani
, que representa a Francisco Pizarro en la isla del Gallo, invitando a sus soldados a cruzar la línea trazada en el suelo.
Grabado que representa a
Pedro de Candía
disparando con un arcabuz de mecha, con el propósito de mostrar y sorprender a los nativos de Tumbes.
Pizarro navegando por la costas que actualmente son peruanas. Grabado que aparece en la edición española de la obra de William H. Prescott, 1851.
La emperatriz
Isabel de Portugal
, quien en nombre del emperador Carlos I de España, su esposo, firmó con Pizarro la
Capitulación de Toledo
.
"Los españoles transportados en una balsa a la
isla de Puná
" (en
Historia de la conquista del Perú
, de William Prescott, edición en español. 1851).
Mapa que muestra la ruta de la expedición encabezada por Pizarro durante la conquista del Perú, desde el inicio de su Tercer Viaje, hasta la llegada al Cuzco, la capital de los incas.
Grabado que representa a
Hernando Pizarro
herido, durante la lucha contra los nativos de Puná.
Desembarco de Pizarro en
Tumbes
en 1532. Este mosaico se localiza en la
Catedral de Lima
, exactamente en la tumba del conquistador.
Retrato de la fundación de
San Miguel de
Tangarará
por parte de Pizarro, primera ciudad española en el Perú.
Hernando de Soto
, fue uno de los embajadores españoles que se entrevistaron con el inca Atahualpa en Pultumarca o los
Baños del Inca
, cerca de Cajamarca.
El conquistador español, Francisco Pizarro, al frente de su caballo en busca de
El Dorado
, la mítica tierra del oro.
"El valle de Caxamalca". Grabado que aparece en la edición española de la obra de William H. Prescott, 1851.
Esta imagen representa a Santiago Mataindios, una extensión en
América
de
Santiago Matamoros
(santo que ayudó a
España
contra los musulmanes). Para animar a sus tropas, los conquistadores decían que en los momentos más difíciles llegaba al apoyo divino. El grito de batalla era "Santiago, a ellos".
Dibujo de
Guamán Poma de Ayala
que representa a Atahualpa en Cajamarca, sentado en su trono o usno y acompañado de sus guerreros. Delante de él están Francisco Pizarro y el padre Vicente de Valverde.
Pintura que recrea la entrada sorpresiva de los españoles en la ciudad inca de Cajamarca.
Pintura que representa a Francisco Pizarro en el momento en que captura a Atahualpa, evitando su muerte a manos de un soldado español.
El Rescate de Atahualpa
, pintura de
Carlos Baca-Flor
que representa las negociaciones de Atahualpa en donde el inca está contabilizando la cantidad de oro y plata «hasta donde alcanzara su mano».
Grabado que representa la muerte del inca
Huáscar
, arrojado a un río desde un precipicio, por orden de su hermano Atahualpa (en
Historia de la conquista del Perú
, de William Prescott, edición en español. 1851).
Restauración digital de lo que probablemente fue la ciudad del
Cusco
en la época incaica. Se puede apreciar en la imagen, la plaza central dividida por el
río Saphy
en dos sectores, la
Huacaypata
(lugar del llanto) y la
Cusipata
(lugar del regocijo).
Representación de las cuatro divisiones del Imperio incaico (o Tahuantinsuyu), que partían del Cuzco, la ciudad capital con forma de
puma
.
El saqueo de
Coricancha
(Templo del Sol del Cuzco), por parte de los conquistadores españoles. Cuadro del pintor peruano
Teófilo Castillo
.
Dibujo de
Guamán Poma de Ayala
, que representa al inca
Manco Inca Yupanqui
sentado en su trono o usno.