Paullu Inca

Paullu fue un estadista, militar y político, gracias a la formación intelectual que recibió por ser miembro de la Nobleza incaica.

Se incluye además que fue alguien muy interesado por las cuestiones religiosas y de los primeros indios nobles en convertirse al Catolicismo.

Por ello Paullu no podía ostentar derechos hereditarios al trono frente a su hermano Manco Inca, de su misma edad, cuya madre era, en cambio, una ñusta cuzqueña.

Cuando Manco Inca comenzó a idear planes para reconquistar el territorio, Paullu, naturalmente, se dio cuenta de estos diseños.

Después de algún tiempo, Vila Oma, huyó repentinamente para llegar a Manco Inca y fomentar la rebelión y Paullu, con los nativos auxiliares, se quedó solo con los españoles, ahora en grandes dificultades (incluso recibió mensajeros de Manco Inca pidiéndole que mate a Almagro, algo inconveniente al haberse perdido como 10000 indios).

Almagro, defraudado por su expedición a Chile, quiso apoderarse del Cuzco, defendido con ahínco por los hermanos de Pizarro, aprovechando que éste, sitiado en Lima, no podía ayudarlos.

Manco Inca tuvo que retirarse y Almagro logró conquistar la capital de los incas encarcelando a los Pizarro ahora abiertamente sus enemigos, pero un contingente español se abría paso para liberar Cuzco creyendo que aún estaba sitiado por los incas.

Estas tropas eran leales a los Pizarro y, cuando supieron la noticia, el choque con los almagristas se hizo inevitable.

Así estalló la batalla de Abancay cerca del Cuzco y Almagro ganó el choque.

Las peleas entre los conquistadores españoles, sin embargo, fueron solo al principio y los Pizarro presionaban para una revancha que no se hizo esperar con la batalla de las Salinas.

Esto para Paullu fue un golpe de suerte inesperado que no se podía dejar caer.

La región estuvo habitada por tribus guerreras que, hábilmente solicitadas por los incas, se dispusieron a defender su territorio.

Cuando los hombres de Gonzalo Pizarro más tarde se vieron reducidos a un mal comienzo y se encontraron atrincherados en su propio campamento, los hombres de Paullu marcaron la diferencia y permitieron que los españoles resistieran hasta que llegaran sus compatriotas.

Numerosos conquistadores admitieron más tarde que su salvación dependía únicamente de la intervención del príncipe colaboracionista.

Paullu participó activamente en las campañas posteriores puestas en marcha para capturar a Manco Inca y también en esta ocasión sus fieles resultaron de gran utilidad.

En una lamentable situación en la que los españoles perdieron, en una emboscada, a treinta y seis hombres y quedaron bloqueados, fueron los indígenas auxiliares los que soportaron el peso del ataque enemigo e informaron a los demás españoles del incidente, permitiendo el rescate.

Había dado el gran paso de considerar superiores e invencibles a los ibéricos y ahora intentaba por todos los medios españolizarse.

Era pagano y, por tanto, se le impedía participar plenamente en la vida política del Cuzco, que basaba muchas de sus instituciones en la religión católica.

Pidió el bautismo y pasó cinco meses aprendiendo los conceptos básicos de la nueva fe que pretendía abrazar.

[4]​ Su esposa Mama Tocto Ussita quien se convirtió en Doña Catalina y muchos otros parientes fueron admitidos al bautismo con él.

Su único heredero, sin embargo, fue Carlos Inca tenido por su legítima esposa Doña Catalina quien, además, le había dado otro hijo llamado Felipe.

Quedó satisfecho y fue condecorado con la Orden de Santiago, pero se le impidió regresar al Perú.

Vista sobre la Iglesia de San Cristóbal , construida en el siglo XVI por iniciativa de Cristóbal Paullu Inca.