Pedro de Candía

Muchos expedicionarios se hallaban descontentos por las penurias que afrontaban y deseaban volver; burlando la celosa vigilancia de Pizarro lograron finalmente filtrar por correo algunas quejas que llegaron a oídos del gobernador Pedro de los Ríos, quien ordenó abrir proceso y envió como juez a Alonso Tafur.

La mayoría le siguió, mientras que sólo trece hombres declararon estar dispuestos a continuar en la empresa, entre ellos Pedro de Candía.

Pizarro trató a este con especial consideración y lo hizo partícipe de su propia comida.

Sea como fuese, lo cierto es que los indios acogieron hospitalariamente a Candía, dejándole que visitara los principales edificios de la ciudad: el Templo del Sol, el Acllahuasi o casa de las escogidas y la Pucara o fortaleza, donde el griego apreció los ricos ornamentos de oro y plata.

Luego, sobre un paño trazó el plano de la ciudad, y posteriormente escribió una relación, hoy perdida.

De vuelta donde sus compañeros, relató su experiencia, la misma que causó asombro y alentó más a continuar en la conquista.

Enseguida la caballería arremetió a la multitud que rodeaba al Inca en la plaza.

El efecto psicológico fue abrumador y contribuyó decisivamente en la captura de Atahualpa.

Atahualpa le asignó ocho sirvientes indios, como guías y custodios.

Allí le otorgaron dos solares en el barrio de Pucamarca, junto al río.

[1]​ En marzo de 1536 colaboró con 1200 pesos para ayuda de las guerras del emperador y enseguida participó durante la defensa del Cuzco sitiada durante largos meses por Manco Inca.

La confesión de un indio prisionero acabó con la última ilusión: el país era extremadamente pobre.

Comprobada la inocencia de Candía, Hernando Pizarro lo libertó, mientras que Mesa fue decapitado.

Disgustado con el bando pizarrista, Candía se plegó al bando de Diego de Almagro el Mozo, a quien siguió a la sierra cuando se anunció la llegada del visitador Cristóbal Vaca de Castro a la cabeza del ejército leal al rey.

Asimismo, fabricó pólvora, municiones, picas, corazas y otras armas, contando con el auxilio de un grupo de artífices griegos llamados “levantiscos”, ayudados por varios indios plateros.

Suponiendo que ya la habían leído los centinelas, Candía llevó la carta ante Almagro y se la leyó en consejo de capitanes.

Grabado de Felipe Guamán Poma de Ayala que representa el supuesto encuentro entre Huayna Cápac y Pedro de Candía.
Batalla de Chupas