[1] Se idearon en el siglo XIV y formaban parte de la llamada artillería menuda.
La parte posterior del tubo se prolongaba por medio de una varilla llamada rabera que era empleada para facilitar la puntería en altura.
[1] Eran básicamente unos pequeños cañones de hierro, cuyo cometido principal era provocar daños a las personas.
[3] A menudo era desmontado en el barco para así ser llevado a lomos de un mulo o en la espalda de una persona para luego ser descargado para su uso.
Hernán Cortés poseía cuatro de ellos cuando conquistó Tenochtitlán y Francisco Pizarro uno cuando entró en Cajamarca.