Fuente Palmera albergaba las aldeas de Cañada, Villar, Ventilla, Peñalosa, Herrería, Villalón, Aldea del Río (actual pedanía Ochavillo del Río), Silillos y Fuente Carreteros (municipio independiente desde 2018).[7][8] La Luisiana, por su parte, contaba con tres aldeas: Cañada Rosal (municipio independiente desde 1986), El Campillo y Motillos.Los territorios del Sacro Imperio Romano Germánico se encontraban en una situación difícil tras las dos últimas guerras.Las colonizaciones llevadas a cabo por Federico II en las landas prusianas habían alcanzado una gran resonancia.En las zonas ya pobladas existía una sociedad conformada por blancos de origen español, indios y esclavos negros.De ese modo, se recuperaría para la agricultura esa enorme extensión de montes, anteriormente explotados y abandonados a partir del siglo XIII, y se aseguraría la nueva carretera general planeada en 1761 que comunicaría Madrid con Andalucía.Vivirían según las leyes españolas pero se les proporcionarían clérigos que hablasen su lengua.Thürriegel recibiría 326 reales por cada persona que desembarcase en España y sería investido del título de coronel.Tendría lugar una asociación estrecha entre crianza y labranza, ya que cada labrador sería también ganadero.[1] En cada lugar oportuno se levantaría una iglesia (atendida por un clérigo que hablase la lengua de los fieles), un edificio para la alcaldía y una cárcel.[16] Estarían prohibidos los arbitrios, todos los privilegios y los monopolios que pudieran suponer trabas para el comercio.[17] Cada ayuntamiento debía de edificar una escuela y la educación elementar sería obligatoria para todos los niños.[17] Se podrían asentar españoles, pero solamente con la condición de que fuesen originarios de provincias alejadas (Murcia, Valencia, Cataluña, Aragón, Vascongadas, Asturias y Galicia), es decir, regiones con un régimen agrario distinto del común en Andalucía y otras tierras limítrofes.Para reclutar colonos, comenzó a repartir folletos en alemán y francés donde mencionaba los derechos que tendrían sus habitantes en virtud del fuero y describía de manera idílica las tierras españolas.Estos dos habían establecido un contrato con Thürriegel para tener la exclusiva del transporte en condiciones muy ventajosas.Su propuesta fue aceptada, llegando con el gobierno español a un contrato semejante al de Thürriegel.[12] En 1768 Francia se anexionó Córcega y el nuevo gobernador de la isla, el conde de Marbeuf, impidió que los griegos embarcasen para España argumentando que Córcega necesitaba a sus trabajadores.Se pueden mencionar algunos ejemplos: en La Luisiana se pueden encontrar Hans, Pigner, Ancio, Uber, Delis, Rúger, Vidriel, Hebles, Columbrí, Fítler, Demans, Bacter y Lagrán; en Cañada Rosal existen Fílter, Rúger, Hans, Hebles, Duvisón, Delis, Chambra, Bacter, Balmont, Pigner, Uber, Ancio y Pistón;[22] y en San Sebastián de los Ballesteros los apellidos extranjeros están presentes en un 50,94% de la población.En 2020 se han documentado palabras de origen alemán y francés en las poblaciones fundadas con colonos extranjeros en el siglo XVIII.[24] Se conservan tradiciones centroeuropeas en algunas de las colonias: los huevos pintados en la Pascua de Resurrección en Arquillos,[25] Cañada Rosal,[26] Carboneros,[27] Guarromán,[28] La Luisiana[9] y Santa Elena (donde los huevos son hervidos antes de ser pintados y se tiran por una ladera, llamándose a esto "rulahuevos");[29] y la Danza del Oso en Fuente Carreteros.[17] Olavide podría escoger a sus colaboradores y respondería solamente ante el Consejo de Castilla.[17] Olavide nombró como subdelegado a un amigo, el ilustrado Miguel de Gijón y León.Las familias pudieron instalarse en el monasterio y en tiendas levantadas por los Regimientos Suizos destacados en La Peñuela.[34] El invierno de 1767 fue duro y Thürriegel le había prometido a los colonos un clima ideal.En noviembre, una tempestad derribó tiendas y campamentos provisionales donde estaban alojados precariamente los primeros colonos.El hospital no podía atender a todos los enfermos y la mortalidad era muy alta.El primer informe que Pérez Valiente dirigió al ministro Múzquiz era favorable: la tierra era de buena calidad y la cosecha prometía.Las nuevas construcciones debían limitarse al mínimo y varios empleados administrativos serían despedidos.Olavide encargó al vicario Juan Lanes Duval que mandase a cada capuchino exponer sus razones de descontento.Otras pinturas para este concurso que se han conservado son las de Victorino López Herranz, Francisco Lacoma Sans y Felipe Abás Aranda.
«Alegoría de la colonización de Sierra Morena por Pablo de Olavide en el reinado de Carlos III», por
Felipe Abás Aranda
. 1805. Colección de la familia Sanz Fuertes.
Zaragoza
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«Carlos III con el hábito de la orden de su nombre recibiendo a los colonos de Sierra Morena», por
José de Odriozola y Oñativia
. 1805. Óleo sobre lienzo. 100 x 140 cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid.
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Retrato de Pablo de Olavide. Siglo XVIII. Donado por Bartolomé Soriano y Arellano al Ayuntamiento de La Carolina en 1907. Restaurado en 2014. Museo de La Carolina.
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