Al no conseguir, como deseaba, crear un cuerpo de voluntarios propio en Francia, se alistó a uno nuevo prusiano fundado por su viejo conocido Gschray.
Sin embargo, tras una disputa, Gschray le denunció ante el rey, por lo que Thürriegel fue arrestado en 1761.
Ya con la correspondiente autorización de la corona española, se dirigió a reclutar gente principalmente al sur de Alemania —Baden, Wurtemberg, Palatinado, Obispado de Maguncia y Tréveris, Alsacia y Lorena, Suiza, Flandes, entre otros—, consiguiendo reunir unos 7000 pobladores, con los que se fundaron 15 ciudades y 26 asentamientos en Sierra Morena y Andalucía, como por ejemplo Fuente Palmera, La Carolina, La Luisiana, El Campillo, La Carlota, Cañada Rosal o Aldeaquemada.
En contra de lo estipulado en el contrato con la corona española, no pudo reclutar únicamente a «preciados trabajadores católicos», sino en su mayoría solamente a jornaleros pobres, temporeros, campesinos y vagabundos.
Los colonos emigrantes, los cuales en su mayoría tenían por lengua materna el alemán, adoptaron rápido el castellano, tal y como se deseaba desde el principio en el proceso de castellanización.