Batalla de Manchuria

Por esta razón, el Tercer Reich no pudo contar con el apoyo japonés en la invasión de la Unión Soviética en 1941.

Peor aún, el espía Richard Sorge, alemán infiltrado como periodista en Tokio pero al servicio de la URSS, alertó al Stavka soviético que los militares japoneses no planeaban atacar a la Unión Soviética, y gracias a esta información el general Georgi Zhúkov pudo retirar tropas del Lejano Oriente ruso y trasladarlas a Moscú, que estaba siendo atacada por la Alemania nazi (véase Batalla de Moscú).

Finalmente, en la Conferencia de Yalta en 1945, Stalin acordó, con el Presidente estadounidense Franklin Roosevelt y el Primer ministro británico Winston Churchill, que la Unión Soviética entraría en guerra con Japón tres meses después de la derrota alemana en Europa.

Inicialmente, Stalin solicitó ocupar la isla de Sajalín y las Kuriles, no obstante, después solicitó mayores privilegios en Manchuria, ya que de lo contrario, según sus propias palabras: «sería muy difícil para mí y Molotov explicarle al pueblo soviético por qué Rusia estaba entrando a la guerra con Japón».

Dispuesto a cumplir su palabra, Stalin colocó al mariscal Aleksandr Vasilevsky a cargo de tres Frentes soviéticos (Grupos de Ejércitos), que deberían rodear Manchuria y aniquilar al Ejército Guandong apostado allí.

No obstante, el factor más importante era la experiencia de los oficiales, obtenida durante la Gran Guerra Patria.

No obstante, los japoneses subestimaron la amenaza, y algunos estrategas sugirieron que el ataque se realizaría en la primavera de 1946.

El general Otsuzo Yamada comandaba este ejército, que se encontraba distribuido en un amplio territorio, unos 1,5 millones de km², aunque las principales unidades se encontraban en el centro de Manchuria y Corea.

Fuerzas Iniciales: En total, el general Kita contaba con 10 divisiones de infantería y una brigada mixta.

En efecto, en Kursk, los soviéticos respondieron a la ofensiva alemana con una intrincada defensa y, luego, cuando el enemigo se agotó, respondieron con dos contraataques (operación Kutúzov y operación Rumiántsev), que fueron limitados para no sobreextender los flancos.

En efecto, los generales soviéticos habían aprendido de sus errores y ahora mostraban más iniciativa.

En Manchuria, esta madurez sería puesta a prueba al máximo, en un terreno dificultoso y muy diverso.

No obstante, como parte de la iniciativa mostrada por los oficiales, los tanques soviéticos sí aceptaron el enfrentamiento, pero solamente cuando contaban con una superioridad numérica aplastante.

El 1.er Frente del Lejano Oriente debería encargarse del 4.º Ejército Japonés, desplegado en el norte de Manchuria, y debería evitar que este se retirase para asistir al grueso de las fuerzas niponas al sur.

La operación se ejecutó sobre un extenso territorio, mayor al de Europa Occidental.

Estas órdenes solamente causaron más confusión en unas tropas que se retiraban rápidamente.

Después la resistencia japonesa disminuyó apreciablemente y se consideró la campaña finalizada.

Una tormenta repentina empapó a los atacantes, y la lluvia no cesó hasta la madrugada del 9 de agosto.

En efecto, avanzando por terreno pantanoso e inundado, sus soldados aislaron las fortalezas japonesas y cruzaron los ríos que se interponían en su camino, intentando no reducir el ritmo de marcha.

Dándose cuenta de los planes enemigos, los japoneses se retiraron a la ciudad, donde improvisaron un perímetro defensivo.

Al día siguiente, unidades del 1.er Ejército de la Bandera Roja se acercaron desde el norte.

La batalla de Mudanjiang duró casi dos días, y el 1.er Ejército de la Bandera Roja realizó casi todo el asalto, ya que el 5.º Ejército se limitó a colaborar en las operaciones menores.

Debido a que los japoneses esperaban el avance enemigo por aquella sección, el 25.º Ejército emprendió la marcha casi veinticuatro horas después que el resto de los ejércitos, en un intento de sorprender al enemigo.

Los japoneses, carentes de tanques y fuego antitanque, no pudieron detener a las unidades acorazadas soviéticas.

Al alba ya se habían establecido cabezas de playa en la ribera sur del río, que fueron consolidadas y extendidas durante el día.

La intensa lluvia convirtió el campo de batalla en un lodazal y complicó la ofensiva soviética.

Durante los siguientes dos días, las unidades principales soviéticas cruzaron el Amur lentamente, mientras que al mismo tiempo se terminaba de eliminar los últimos restos de defensas enemigas del sur del río.

Además, la ocupación soviética de Manchuria, junto con las porciones norteñas de la península coreana permitió que esas regiones fueran transferidas por la Unión Soviética al control del régimen comunista local.

Varios miles de japoneses que fueron enviados como colonizadores a Manchukuo y Mongolia Interior quedaron atrás en China.

La mayoría de los japoneses dejados en China eran mujeres, y estas mujeres japonesas en su mayoría se casaron con hombres chinos y se conocieron como «esposas de guerra varadas» (zanryu fujin).

Marineros soviéticos izan la bandera de la Armada Soviética tras tomar Port Arthur .
Moneda emitida en la Unión Soviética que celebra el 50 aniversario de la victoria soviética sobre el Imperio del Japón en la Batalla de Manchuria.