En 1643, una expedición rusa al mando de Vasili Poyárkov descendió el río Amur, volviendo a Yakutsk por el mar de Ojotsk y el río Aldán, y en 1649-1659, Yeroféi Jabárov ocupó las orillas del Amur.
La resistencia de los chinos, obligó a los cosacos a abandonar sus fuertes y, en 1689, se firmó el Tratado de Nérchinsk, donde Rusia debió abandonar su avance por la cuenca del río.
Nikolái Muraviov insistía en entrar en una política de agresividad con China reclamando que el último tramo del Amur pertenecía a los rusos.
Dicho tratado reconoció la anexión rusa y reconocía al río Amur como el límite de Rusia con el Imperio Qing, y le permitió a Rusia acceso total al océano Pacífico.
En la cuenca del Amur hay también cultivos de trigo y soya.