Los intereses militares nipones en estos territorios soviéticos provocaron inevitablemente que ambas potencias chocaran frecuentemente en varios conflictos fronterizos.
[1] Con esta derrota Japón abandonó la idea de enfrentarse en solitario con la Unión Soviética sin apoyo alemán.
[3] La consecuencia indirecta es que Rusia reconoció los "intereses económicos, políticos y militares" japoneses sobre Corea.
[3] Poco tiempo después Corea fue obligada a convertirse en un protectorado y en 1910 definitivamente fue anexionada como territorio japonés.
[4] Los soviéticos reafirmaron su control de la zona, quedando con este antecedente que marcó las relaciones entre la nueva URSS y el Imperio japonés.
[6] El Incidente del Puente de Marco Polo en 1937 volvió a elevar la tensión en la zona hasta desembocar en una guerra abierta entre Japón y China.
Los japoneses continuaron avanzando hacia la China septentrional, ocupando importantes ciudades como Pekín, Shanghái y Nankín.
Durante estos encuentros tanto los japoneses como los mongoles usaron un pequeño número de vehículos blindados y aviones.
El Ministerio de Asuntos Exteriores japonés protestó por esta acción y los soldados soviéticos abandonaron la isla.
La Unión Soviética, temiendo los planes japoneses de expansión sobre su territorio, había ido reforzando su posición en la región desde comienzos 1934: Se construyó la segunda vía del Ferrocarril transiberiano hasta la frontera china en el otoño de ese año.
La negativa soviética a las pretensiones niponas significó que el 29 del mismo mes los japoneses llevaran a cabo un primer ataque que fue repelido, aunque el 31 de julio las tropas del Ejército Rojo debieron iniciar la retirada.
Dos días después ingresaron nuevamente tropas mongolas y no pudieron ser expulsadas, dando comienzo una escalada bélica.
[14] El 23 de agosto se había firmado el Pacto Ribbentrop-Mólotov, considerado una traición por los japoneses, y que dejó a los soviéticos libres para concentrar sus tropas en el frente siberiano.
En el mismo tratado se establecía la integridad territorial de Mongolia y Manchukuo, comprometiéndose cada país a respetar ambas.
Algunos autores han argumentado que esta decisión estaba enormemente influencia por el resultado de Jaljin Gol, habiendo causado que no se uniera en el ataque a la Unión Soviética a pesar de formar parte del Pacto Tripartito.