El lema dominical está en latín: Laudare, benedicere et praedicare, que traducido al español sería: Alabaré, bendeciré y predicaré.Finalmente, hacia 1215 organizó la primera comunidad formal de «hermanos predicadores», como fue llamada la orden naciente.Todo esto fue novedoso para la época, pues hasta entonces los religiosos vivían en monasterios y no se dedicaban a la predicación, la cual era oficio propio de los obispos.Los dominicos tomaron como ejes de su carisma el estudio y la predicación, unidos a la pobreza mendicante.Si en 1221, cuando murió su fundador, los dominicos eran alrededor de 300 frailes, unos cincuenta años más tarde el número rondaba los 10 000 miembros.Hasta el siglo XIX, los dominicos representaron la segunda comunidad masculina más numerosa, después de los franciscanos.La preparación y formación teológica expuesta tanto por los dominicos como por los franciscanos hizo que al fundarse la Inquisición, en 1231, el papa Gregorio IX se fijara en estos religiosos y les confiara su organización, que llevaron adelante con mucho celo, al punto de que los dominicos quedaron asociados para siempre con este tribunal medieval.Uno de los restauradores más conocidos por su influencia en Francia y en Europa en general, fue Enrique Lacordaire.Por medio de teólogos como Marie Dominique Chenu, Yves Congar, Santiago Ramírez y Aniceto Fernández, entre otros, los dominicos tuvieron una influyente participación en el Concilio Vaticano II.Como consecuencia de las experiencias que la orden dominicana había realizado ya desde pronto en fuertes argumentaciones intelectuales contra los herejes, el papa Gregorio IX les encomendó la persecución de los herejes en su bula "Ille humani generis".[3] Por su acérrima dedicación a esta tarea, pronto recibieron el sobrenombre de "Domini Canes" (perros del Señor).Su tenacidad persecutoria hizo estragos en toda Europa, sin tener consideración ni con sus propios hermanos, como quedó patente en la detención, tortura y ejecución de Giordano Bruno.Según la "Leyenda", agradecida la madre, puso el nombre de aquel a su futuro hijo.Los propios dominicos se considerarían a sí mismos como los perros pastores de la Iglesia.Su hagiografía cuenta que en una noche de vigilia, los Santos Mateo y Pablo se manifestaron mientras oraba.Hasta entrado el siglo XX, era común que llevaran tonsura, práctica abandonada actualmente.No toman votos, ni viven en comunidad, hoy en día se les conoce como Fraternidad Laical de Santo Domingo.En 1981 se incorporó al Archivo-Instituto José Barrado Barquilla, que es, desde el año 1996, el segundo y actual director de AD, y en 1985 lo hizo Lázaro Sastre Varas; otros colaboradores han sido Ángel Martínez Casado e Iván Calvo Alonso.
Blasones de la Orden de Predicadores.
María con santo Domingo y santo Tomás de Aquino
, por
Fra Angélico
, fresco (196 x 187 cm) ejecutado en 1420, hoy en
Hermitage
, San Petersburgo, Rusia.
La obra
Domini-Canes
, ubicada en la esquina de la
Alte Universität
de la ciudad de
Marburgo
.
Santo Domingo de Guzmán
, por
Claudio Coello
(c. 1685),
Museo del Prado
. El santo porta la cruz patriarcal de la orden en la mano derecha, emblema de su misión apostólica, y en la izquierda el
Evangelio
, además de un ramo de azucenas, símbolo de pureza. Sobre su cabeza, una estrella a modo de planeta centrando el nimbo o aureola. De su cintura se desprende un rosario y a sus pies, descansan el globo del mundo y un perro portando una antorcha encendida, completando los atributos iconográficos clásicos del santo y la orden dominica.
La Virgen del Rosario
se le apareció a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores. En diversas apariciones, se le presenta a los frailes, en un caso para mostrarle el hábito de la Orden Religiosa, también se le apareció a Santos Dominicos como Santa Rosa de Lima, en su desposorio místico.