José Enrique Varela

Implicado en las conspiraciones contra la Segunda República, tras el estallido de la Guerra Civil se unió a las fuerzas sublevadas y llegaría a mandar varias unidades militares, jugando un papel relevante durante la contienda.Tras la instauración de la Dictadura franquista, Varela, que alcanzó el generalato, fue nombrado ministro del Ejército.[4]​ En 1922 es nombrado Gentilhombre de cámara con ejercicio del rey Alfonso XIII.[6]​ La rebelión en la capital gaditana, sin embargo, fue un fracaso y Varela sería detenido.[7]​ Encarcelado por las autoridades republicanas, compartió presidio con los carlistas Manuel Delgado y Luis Redondo —también implicados en la «Sanjurjada»—.[12]​ Varela, que mantenía contacto con la Unión Militar Española (UME) y acabaría convirtiéndose en figura clave de esta organización antirrepublicana,[13]​[1]​ participó en varias conspiraciones contra la República.El gobierno republicano estaba al corriente de estos planes, por lo que Varela fue desterrado a Cádiz.[17]​ Sin embargo, cuando los militares conspiradores pusieron en marcha la sublevación en Cádiz, Varela fue puesto en libertad.La represión en la provincia de Cádiz por parte del bando sublevado, mandado en la zona por el general Varela, se cobró miles de víctimas, llegando a afirmar en agosto de 1936 el propio Varela que «en Cádiz no dejaremos un republicano ni nadie que huela a izquierda con vida».Antes de acabar 1936 intervino en las batallas que se desarrollaron en Madrid y en sus alrededores (Ciudad Universitaria).[28]​ Varela llegó a tomar parte en numerosas batallas posteriores (Jarama, Brunete), así como en las de Teruel, Aragón y Levante.Desde 1940 fue sobornado junto a otros generales franquistas por Gran Bretaña para influir sobre el Caudillo y evitar que España entrara en la Segunda Guerra Mundial.La primera no explotó, pero la otra hirió a casi un centenar de asistentes.La autoría fue adjudicada a Juan José Domínguez Muñoz del Sindicato Español Universitario (SEU).[33]​ Fue uno de los treinta y cinco altos cargos del franquismo imputados post mortem en un sumario instruido por el juez Baltasar Garzón,[34]​[n. 1]​ por supuestos delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad cometidos durante la guerra civil española y durante el primer franquismo.Según Garzón, no pudo ser procesado al comprobarse su fallecimiento, acaecido 57 años antes de la imputación.
Fotografiado arengando a militares y a civiles en septiembre de 1936 en Sevilla .