Posteriormente participó en algunos de los gobiernos presididos por Francisco Franco,[3] ocupando distintas carteras ministeriales: Agricultura, Justicia y ministro-secretario general del Movimiento.
[5] Hijo de Nemesio Fernández-Cuesta Porta, médico de la Armada y periodista, y Aurelia Merelo Gómez-Talavera; su hermano Manuel, aunque estudió medicina, terminó por dedicarse al periodismo.
Durante los primeros meses de la contienda permaneció encarcelado en zona republicana.
[15] El gobierno republicano se mostró favorable al intercambio por considerar que Fernández-Cuesta, al ser un «camisa vieja», podría crear problemas en la zona sublevada y en el seno de la Falange.
En contra de lo que esperaban algunos dirigentes republicanos, Fernández-Cuesta se mostró completamente dócil ante el liderazgo ejercido por Franco, así como por Ramón Serrano Suñer, y no manifestó ningún amago de rebeldía frente a estos, ni tampoco discutió el nuevo régimen.
[24] Este organismo, a pesar de haber nacido con unos objetivos teóricos muy ambiciosos y revolucionarios respecto al mundo del campo, en la práctica se dedicó casi exclusivamente a emprender una contrarreforma agraria.
[25] Al terminar la guerra civil, en agosto de 1939, se formó un nuevo gobierno.
[29] Sin embargo, su lealtad personal hacia Franco continuó siendo inquebrantable, lo que le garantizó no quedar excluido del reparto de poder.
[32] En paralelo a esta actividad en el gobierno, la situación internacional inicialmente poco favorable hacia España cambió y a partir de 1948 habían desaparecido los peores augurios para el régimen.
[35] El partido, que después de 1945 estuvo convenientemente silenciado por las autoridades, se reactivó nuevamente y vivió una segunda etapa dorada: la Falange volvió a tener un importante protagonismo en los ámbitos políticos.
[38][2] Esto coincidió con su cese como ministro de Justicia, por lo que su labor se centró en el partido único.
[39] A esto se unía un factor interno: desde hacía tiempo las juventudes falangistas se habían alejado de la línea oficial, marcando las distancias ante el ascenso al poder de los sectores católicos y monárquicos.
[40][41] Franco designó a un cercano suyo, José Luis Arrese, para sucederle en la jefatura del partido y con ello mantener así el equilibrio de poder.
[43] Tras su salida del gobierno, Fernández-Cuesta quedó apartado de la primera línea política, aunque todavía era procurador en las Cortes franquistas.
[44] En 1969 dirigió la comisión parlamentaria que las Cortes franquistas formaron para investigar el llamado caso «Matesa».