Viaje espacial

Se les denomina viajes espaciales a aquellas expediciones que abandonan la atmósfera para alcanzar el espacio exterior.

Los viajes espaciales se emplean para un número creciente de usos: científicos, militares y comunicación.

La imaginación humana estaba pues restringida todavía por la capacidad tecnológica, y tendrían que transcurrir todavía dos siglos más hasta que el novelista Francés Julio Verne idease ese viaje mediante un gigantesco cañón, en su famosa novela De la Tierra a la Luna, de 1865.

[7]​ En 1923 el físico alemán Hermann Oberth, desconociendo los trabajos de sus colegas rusos, publica un libro similar al de Tsiolkovsky bajo el nombre "Die Rakete zu den Planetenräumen" (Al espacio en cohete),[8]​ y a partir de esta obra se suceden en occidente varios estudios y ensayos sobre las posibilidades de los viajes espaciales, destacando "Das Problem der Perfahrung des Waltraums" (El problema del viaje espacial) del esloveno Herman Potočnik,[6]​ y "Wege Zur Raumschiffahrt" (El camino hacia el viaje espacial) del propio Oberth, ambos publicados en 1929.

[6]​[9]​ En 1936 se funda en California el Laboratorio Aeronáutico Guggenheim, que será renombrado como JPL en 1944.

Esto se logra 8 meses más tarde con el Luna 2, que el 14 de septiembre del mismo año se estrella en la región lunar Palus Putredinis,[14]​ convirtiéndose así en el primer objeto humano en impactar fuera de nuestro planeta.

El programa Apolo conseguirá un total de 6 misiones tripuladas a la Luna hasta ser cancelado en 1972.

Cada una de las tres sondas alcanzará un hito: la Mariner es la primera en orbitar otro planeta; la Mars 2 es la primera en hacer contacto con Marte, al estrellarse sobre su superficie en 1972, mientras que la Mars 3 consigue efectuar el primer aterrizaje controlado sobre este planeta unos días después.

[19]​ La primera sonda que cruzó el cinturón de asteroides, abandonando el sistema solar interno, fue la Pioneer 10.

[20]​[21]​ Le siguió en 1979 la sonda Pioneer 11 que también registró información sobre Júpiter y fue la primera en acercarse a Saturno.

Entre las especies lanzadas se encontraban perros, chimpancés, tortugas, insectos, lombrices, plantas y bacterias.

Hasta el año 2010, apenas 500 personas han viajado al espacio;[24]​ siendo seis de ellos turistas.

[26]​ Las únicas personas que han pisado otro suelo distinto al terrestre son los pasajeros de los seis viajes tripulados del Programa Apolo; (Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17), realizados en un intervalo de tres años, entre 1969 y 1972, ningún humano ha vuelto a abandonar la órbita terrestre desde entonces.

[29]​ Estos precios se han mantenido estables en las últimas décadas, debido a la falta de elasticidad del mercado, monopolizado por agencias estatales, y con una actividad relativamente escasa.

[29]​ Siguiendo este mismo razonamiento, se ha planteado el diseño de naves reutilizables para los propios viajes espaciales, situadas permanentemente en el espacio.

[32]​ Sin embargo, estas tecnologías se ha mostrado insuficientes para recorrer las enormes distancias que nos separan de otros cuerpos celestes.

Entre las tecnologías utilizadas en la actualidad destaca la propulsión iónica, que permite aumentar el impulso en un orden de magnitud.

Debido a las enormes velocidades involucradas, cualquier impacto fortuito, incluso con objetos muy pequeños, supone un peligro.

Sin embargo, ninguna de estas naves permite estancias prolongadas: hasta la fecha, esto sólo se ha podido lograr, con distinto éxito, en las estaciones espaciales.

[32]​ En los experimentos realizados durante el inicio de siglo XXI, se asumen naves con un volumen interior presurizado en torno a los 500 m³.

[37]​[34]​ Se han documentado diversos trastornos físicos que surgen con el cambio a la ingravidez; entre ellos destacan el mareo, las náuseas o la pérdida de apetito.

También preocupa el debilitamiento del sistema inmune,[34]​ unido a un aparente aumento de la virulencia en las bacterias sometidas a estados de baja o nula gravedad,[37]​ lo que podría provocar peligrosas infecciones durante los viajes largos.

[31]​ En junio de 2010[44]​ el Instituto Ruso para Problemas Biomédicos (IBMP),[45]​ en colaboración con el Programa europeo para las ciencias físicas y biológicas en el espacio (ELIPS),[46]​ dio inicio a un nuevo experimento que pretende emular un viaje tripulado a Marte, denominado Mars 500.

[47]​ Ciertos sectores cuestionan la utilidad actual de los viajes espaciales tripulados, debido a la desproporción entre su coste y sus limitados beneficios científicos.

[13]​ El programa Apolo que llevó al hombre a la Luna acaparó el 4% del presupuesto federal estadounidense,[13]​ y tales cantidades de dinero son consideradas por un sector de la comunidad científica como un derroche,[48]​ prefiriendo en su lugar los viajes no tripulados, pues tanto los satélites como las sondas espaciales han probado su utilidad como instrumentos de conocimiento y progreso.

[26]​ Por ello, tanto la NASA como la JAXA están diseñando robots humanoides para viajar al espacio.

[13]​ La posibilidad de obtener materias primas de otros planetas y asteroides, el desarrollo tecnológico que impulsarían estas misiones, o la previsible estabilidad geopolítica que se conseguiría con los grandes proyectos internacionales necesarios para emprender estos viajes, son otros motivos esgrimidos por sus defensores.

[48]​ En favor de la presencia humana en el espacio también se alega la mayor versatilidad que presenta actualmente un astronauta frente a un robot.

Primer lanzamiento del Saturno V .
Neil Armstrong , el primer hombre en pisar otro astro.
Imagen artística de la sonda Cassini llegando a Saturno .
Cohete Protón ; uno de los cohetes lanzadores más importantes.
Esquema de funcionamiento del Sistema de soporte vital de la ISS .
Primer vuelo del prototipo Delta Clipper DC-X de la NASA .