Se dedica a observar las fases de la Luna y descubre que este astro no es perfecto como lo quería la teoría aristotélica.
Al llegar a casa, se sorprende al encontrar un libro abierto sobre su escritorio del filósofo al que él llama Cardán (Gerolamo Cardano, el cuál comenzó por ser astrólogo y mago, se reveló luego como genio de las matemáticas y de las ciencias y fue nombrado doctor en medicina en Padua.
En este libro se cuenta una historia en la que el filósofo mantiene un breve encuentro con dos ancianos selenitas:
Cyrano recurre al hecho que se encuentra suspendido en una especie de gravitación sobre la superficie:
Cuando se dirige a la multitud todos huyen despavoridos excepto uno de ellos mas anciano al que consigue agarrar.
Esa misma noche, cuando Cyrano es conducido a su habitación, antes de acostarse es visitado por el propio virrey quién, sorprendido que la hazaña del viaje de Cyrano, comienza a hacerle preguntas y entra en debate sobre principios filosóficos con nuestro protagonista.
Transcurren los días y Cyrano sigue con la idea de poder llegar a la ansiada Luna.
Cuando Cyrano encuentra la máquina y descubre que los soldados la han llevado para el centro de la plaza y pretenden quemarla con el resto de madera que han recogido, atándole al artefacto los mencionados cohetes.
Ha realizado un viaje de dos días hasta poder llegar a nuestro satélite y se siente hambriento.