[9] El concepto de revolución científica que tuvo lugar durante un período prolongado surgió en el siglo XVIII con la obra de Jean Sylvain Bailly, que vio un proceso en dos etapas necesarias para eliminar lo viejo y establecer lo nuevo.
En la primera mitad del siglo XVII todavía René Descartes podía ser a la vez óptico, geómetra, analista matemático, psicólogo, teórico del conocimiento y metafísico; mientras que Spinoza pretendía demostrar la ética "de modo geométrico" y Leibniz fue considerado "el último sabio universal".
El propio Copérnico fue ajeno a tales problemas, al no publicarse su obra hasta después de su muerte.
Francis Bacon definió el método experimental y Robert Boyle fundó la "filosofía de la naturaleza".
[23] Todavía no había una diferencia conceptual entre temperatura y calor, hasta Herman Boerhaave, Joseph Black y finalmente Antoine Lavoisier, que nombra a un fluido como "calórico" (cuya inexistencia no se comprobó hasta el siglo XIX).
[24] El mismo Lavoisier revolucionó la química al superar la teoría del flogisto que venía utilizándose como paradigma de la química pneumática desde Becher y Stahl hasta Priestley (quien a pesar de descubrir el oxígeno como componente del aire que permitía la combustión y la respiración, lo llamaba "aire desflogistizado").
En 1984, Joseph Ben-David escribió: Muchos escritores contemporáneos e historiadores modernos afirman que hubo un cambio revolucionario en la visión del mundo.
Thomas Hobbes, George Berkeley y David Hume fueron los principales exponentes de la filosofía empírica, desarrollando una sofisticada tradición como base del conocimiento humano.
Los fundamentos filosóficos de la revolución científica fueron establecidos por Francis Bacon, que ha sido llamado el padre del empirismo.
Hasta la revolución científica, era muy natural ver tales objetivos, como por ejemplo, el crecimiento de un niño, conduciendo a un adulto maduro.
Cuando las sustancias naturales habían sido previamente entendidas como de naturaleza orgánica, los filósofos mecánicos las consideraban máquinas.
Sus primeras reuniones incluyeron experimentos realizados en primer lugar por Robert Hooke y luego por Denis Papin, quien fue nombrado en 1684.
Durante casi cinco milenios, el modelo geocéntrico de la Tierra como centro del universo era prácticamente aceptado por todos excepto por unos cuantos astrónomos.
Los movimientos celestiales ya no necesitaban ser gobernados por una perfección teórica, confinada a órbitas circulares.
Mientras uno mantenía un concepto de ciencia «deductiva», el otro se presentaba como un verdadero «inductivista», Hypotheses non fingo.
Fueron las conclusiones publicadas del erudito italiano Vesalius las que primero demostraron los errores en el modelo galénico.
Teniendo esta proporción matemática sencilla pero esencial a mano - que demostró el imposible papel anteriormente mencionado del hígado - Harvey continuó demostrando cómo la sangre circulaba en un círculo mediante innumerables experimentos inicialmente realizados en serpientes y peces: atando sus venas y arterias.
Éstos incluyeron Opera reliqua (también conocido como Christiani Hugenii Zuilichemii, dum viveret Zelhemii toparchae, opuscula posthuma) y el Traité de la lumière.
El interés de la Royal Society le animó a publicar sus notas On Colour (más tarde expandidas en Opticks).
A finales del siglo XVII, los investigadores habían desarrollado medios prácticos para generar electricidad por fricción con un generador electrostático, pero el desarrollo de las máquinas electrostáticas no comenzó en serio hasta el siglo XVIII, cuando se convirtieron en instrumentos fundamentales en los estudios sobre la nueva Ciencia de la electricidad.
En 1729, Stephen Gray (1666-1736) demostró que la electricidad podría ser "transmitida" a través de filamentos metálicos.
Con la ayuda del prominente matemático Henry Briggs, sus tablas logarítmicas incorporaron un avance computacional que hacía cálculos manualmente mucho más rápido.
En la Universidad de Oxford, Edmund Gunter construyó el primer dispositivo analógico para ayudar a la computación.
[127] Abraham Darby I (1678-1717) fue el primero y más famoso de tres generaciones con ese nombre que jugaron un papel importante en la Revolución Industrial.
Este fue un gran paso adelante en la producción de hierro como materia prima para la Revolución Industrial.
Cada una de ellas surgió y se concentró especialmente en determinadas disciplinas científicas, aunque también trajeron consecuencias para las demás.
Suele hablarse de revolución científica del siglo XVII para referirse al periodo fundamental que supuso el cambio del concepto de ciencia cualitativa, basada en la lógica silogística por la ciencia cuantitativa basada en la lógica experimental.
En ese proceso fue fundamental la renovación del método científico a cargo de personajes como René Descartes, Johannes Kepler, Francis Bacon o Galileo Galilei.
Esta revolución cuántica no puede denominarse por un solo científico, ni siquiera por un único grupo de ellos, equipo o escuela local, dada la gran cantidad que intervino en el complejo proceso que llevó a lo largo del primer tercio del siglo XX hasta la definición de la mecánica cuántica (Pieter Zeeman, Hendrik A. Lorentz, James Franck, Walther Nernst, Henry Moseley, Peter Debye, Arnold Sommerfeld, Arthur Holly Compton, Hendrik Kramers, Wolfgang Pauli, Louis de Broglie, George Uhlenbeck, Samuel Goudsmit, Paul Dirac, John von Neumann, etc.); entre los que Heisenberg, Max Born, David Hilbert, Felix Klein, Pascual Jordan y Niels Bohr desarrollaron la llamada mecánica cuántica matricial y Schrödinger la mecánica cuántica ondulatoria (1926 Cuantización como un problema de valores propios).
Bala argumenta que el ignorar tales impactos multiculturales nos ha llevado a una concepción eurocéntrica de la revolución científica.