Teoría geocéntrica

[1]​ En el siglo ii d. C. Claudio Ptolomeo,[2]​ en su obra Almagesto, introdujo un sistema geocéntrico utilizando epiciclos, deferentes y ecuantes que tendría una amplia aceptación.El Sol, la Luna y los planetas eran agujeros en ruedas invisibles que rodeaban la Tierra, a través de los cuales los seres humanos podían ver un fuego oculto.Las estrellas y planetas giraban alrededor de la Tierra en círculos celestiales, ordenados de la siguiente manera (hacia fuera desde el centro): Luna, Sol, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno y las estrellas fijas.Más adelante describió su sistema explicando las tendencias naturales de los elementos terrestres: tierra, agua, fuego y aire, así como el éter celestial.La adhesión al modelo geocéntrico se debió en gran medida a varias observaciones importantes.Se usaron las explicaciones atmosféricas para muchos fenómenos porque el modelo eudoxo-aristotélico basado en esferas perfectamente concéntricas no tenía la intención de explicar los cambios en el brillo de los planetas debido a un cambio en la distancia.[4]​ Finalmente, las esferas perfectamente concéntricas fueron abandonadas, ya que era imposible desarrollar un modelo suficientemente preciso bajo ese ideal.Sin embargo, si bien proporcionó explicaciones similares, el modelo deferente y epiciclo posterior fue lo suficientemente flexible como para acomodar las observaciones durante muchos siglos.En la ilustración, el centro del deferente no es la Tierra sino la X, haciéndolo excéntrico.Usando un ecuante, Ptolomeo afirmaba mantener un movimiento uniforme y circular, pero a muchas personas no les gustaba porque pensaban que no concordaba con el dictado de Platón de un «movimiento circular uniforme».El sistema resultante, el cual finalmente logró amplia aceptación en occidente, fue visto como muy complicado a los ojos de la modernidad; requería que cada planeta tuviera un epiciclo girando alrededor de un deferente, desplazado por un ecuante diferente para cada planeta.[6]​ Varios eruditos musulmanes cuestionaron la aparente inmovilidad de la Tierra[7]​[8]​ y su centralidad dentro del universo.[9]​ Algunos astrónomos musulmanes creyeron que la Tierra giraba alrededor de su eje, como Abu Sa'id al-Sijzi (circa 1020).[10]​[11]​ Según Al-Biruni, Sijzi inventó un astrolabio llamado al-zūraqī basado en una creencia sostenida por algunos de sus contemporáneos «que el movimiento que vemos es debido al movimiento de la Tierra y no al del cielo».Su sistema alternativo se extendió por la mayor parte de Europa durante el siglo XIII.Marciano Capella puso definitivamente a Mercurio y Venus en epiciclos alrededor del Sol.Su teoría no fue popular, y solo tuvo un seguidor conocido, Seleuco de Seleucia.Para el estudio de objetos fuera del sistema solar, donde las distancias son mucho mayores que la distancia de la Tierra al Sol, se simplifica su estudio al tomar a la Tierra como centro.Algunos fundamentalistas religiosos, mayormente creacionistas, todavía interpretan sus escrituras sagradas indicando que la Tierra es el centro físico del universo;[24]​ esto es llamado geocentrismo moderno o neogeocentrismo.La Asociación Contemporánea para la Astronomía Bíblica, conducida por el físico Gerhardus Bouw, sostiene una versión modificada del modelo de Tycho Brahe, que llaman geocentricidad.Sin embargo, la mayor parte de los grupos religiosos en la actualidad aceptan el paradigma heliocéntrico.Cabe aclarar que el objetivo fue primordialmente reconciliar la noción de que la ciencia y la fe pueden estar unidas y el rechazo anterior al heliocentrismo de Galileo no debe seguirse interpretando como una discordia entre ambos.
Ilustración de la Biblia de Lutero de 1545 donde se muestra un universo geocéntrico.
Los elementos básicos de la astronomía de Ptolomeo, mostrando un planeta en un epiciclo con un deferente excéntrico y un punto ecuante.