Año bisiesto

La adición del año bisiesto no compensa completamente el cambio de estaciones: cada 128 años (para el calendario juliano) y cada 3323 años (para el calendario gregoriano) todavía hay un día adicional de retraso en comparación con el evento astronómico.

Los romanos no contaban los días del mes del 1 al 31, sino que tomaban tres fechas de referencia: Kalendas, Nonas e Idus (véase Calendario romano).

Puede no parecer mucho, pero solo en 500 años supondría un desfase de casi cuatro días.

Entre otras cosas, Julio encontró un excelente calendario en las tierras de la faraona egipcia Cleopatra.

Ya los egipcios sabían que cada cuatro años la salida helíaca de la estrella Sothis (Sirius) se retrasaba un día, dando inicio al año nuevo.

Sin embargo, doscientos años antes, en el concilio de Cánope, cuando pudieron hacer la reforma, los egipcios no la hicieron debido a pugnas entre las castas sacerdotales y la clase política.

Aproximadamente seis siglos antes, el rey Numa Pompilio había agregado los meses de januarius y februarius al ya maltratado año romano, y fue a este último, a februarius, al que se sumó el día adicional.

Este calendario fue oficial en Roma durante los siguientes siglos, incluso en el Concilio de Nicea I se advirtió que había un error de Sosígenes, pero no hicieron nada por corregirlo, hasta 1582, cuando se adoptó el calendario gregoriano.

Para que no volviera a ocurrir, en el nuevo calendario se eliminaron tres años bisiestos cada cuatro siglos.

Además, el calendario hebreo tiene reglas de aplazamiento que posponen el comienzo del año uno o dos días.

En particular, el primer día del año hebreo nunca puede ser domingo, miércoles o viernes.

Esta regla se conoce en hebreo como «lo adu rosh» (לא אד״ו ראש), es decir, «Rosh [ha-Shanah, primer día del año] no es domingo, miércoles ni viernes» (ya que la palabra hebrea adu} se escribe con tres letras hebreas que significan domingo, miércoles y viernes).

Esta regla se conoce en hebreo como «lo badu Pesah» (לא בד״ו פסח), que tiene un doble significado: «Pascua no es una leyenda», o también «la Pascua no es lunes, miércoles o viernes» (ya que la palabra hebrea badu} se escribe con tres letras hebreas que significan lunes, miércoles y viernes).

Una de las razones de esta regla es que Yom Kippur, el día más sagrado del calendario hebreo y el décimo día del año hebreo, ahora nunca debe ser adyacente al Sabbat semanal (que es el sábado), es decir, nunca debe caer en viernes o domingo, para no tener dos días de Sabbat adyacentes.

Una segunda razón es que Hoshana Rabbah, el 21.º día del año hebreo, nunca caerá en sábado.

Esto significa que el calendario se retrasa un día respecto al equinoccio de primavera del hemisferio norte aproximadamente cada 131 años.

Es una muy buena aproximación al año tropical medio, pero como el año del equinoccio vernal es ligeramente más largo, el calendario juliano revisado, por el momento, no hace tan buen trabajo como el calendario gregoriano en mantener el equinoccio vernal en o cerca del 21 de marzo.

Sin embargo, el calendario islámico tabular utilizado por los astrónomos islámicos durante la Edad Media y todavía utilizado por algunos musulmanes tiene un día bisiesto regular añadido al último mes del año lunar en 11 años de un ciclo de 30 años.

[12]​ Un año es bisiesto si es: Desde un enfoque algorítmico, se consideran las proposiciones o enunciados lógicos siguientes:

Calendario de 2020 con el día 29 de febrero remarcado en rojo.