El Sol y la Luna se mueven de una forma más o menos regular, a lo largo del espacio, avanzando siempre de este a oeste, pero los cinco planetas visibles a simple vista y conocidos desde tiempos antiguos, viajan de una forma más irregular.
Los números sobre la trayectoria de Venus corresponden a los días tras la conjunción superior.
Como en la imagen está dibujada la posición cada 10 días, es perfectamente perceptible la pérdida de velocidad al acercarse a C y la aceleración tras la finalización del movimiento retrógrado.
Cuando están situados al este del Sol ambos planetas inferiores aparecen como estrellas vespertinas, surgiendo a poco de ponerse el sol por el oeste y acompañándole casi inmediatamente en su desaparición por debajo del horizonte.
Durante muchos milenios las antiguas civilizaciones los consideraron como astros distintos según apareciesen por la mañana o por la tarde.
Mercurio, debido a su proximidad al Sol, y los cortos periodos en que es visible, es difícil de observar.
Cuando es 0 los planetas se dice que están en conjunción superior con el Sol, y no son visibles entonces.
Entonces, precisamente por estar en una posición diametralmente opuesta al Sol, pasan a medianoche por el meridiano del lugar.
Esto es especialmente importante en el caso de Marte, cuyo brillo en oposición es muy superior al que tiene en el resto de sus posiciones, y cuando circunstancialmente ésta coincide además con su paso por el perihelio, solo es superado en brillo por el Sol, la Luna y Venus.
Parecía como si la trayectoria solar y la planetaria estuviesen de alguna forma misteriosamente conectadas.