En una cabina sellada y separada del resto viajaba la perra Laika, cuyo nombre original era "Kudryavka".
La cabina presurizada del Sputnik 2 le permitía estar acostada o en pie y estaba acolchada.
Laika estaba sujeta con arnés, una bolsa recogía los excrementos, y unos electrodos monitorizaban las señales vitales.
Sin embargo, en octubre de 2002 se reveló por fuentes rusas que Laika había muerto a las pocas horas debido al sobrecalentamiento y el estrés.
[1] La misión suministró a los científicos los primeros datos del comportamiento de un organismo vivo en el medio espacial.