[1] Cuando la sonda espacial llega a su destino final, habitualmente acaba en una órbita alargada producto de la inserción orbital.
Normalmente la órbita debe disminuirse y circularizarse para cumplir con los objetivos de la misión.
Utilizando el aerofrenado la nave hace pasos rasantes por la atmósfera superior del planeta, lo que la frena y hace que el apoastro disminuya, circularizando la órbita un poco en cada pasada.
La maniobra suele requerir grandes cantidades de tiempo hasta alcanzar la órbita final.
Este método genera mucha energía cinética la cual a su vez se traduce en calor, que la nave debe disipar.