Fue escrita entre 1895 y 1897 publicada en forma de serie en la revista Pearson's Magazine en el Reino Unido.
Una delegación humana, que incluye al astrónomo Ogilvy, se acerca con una bandera blanca, pero los marcianos los incineran a ellos y espectadores cercanos con un rayo calórico, antes de empezar a ensamblar su maquinaria dentro del agujero.
Las máquinas guerreras aplastan las unidades que el ejército británico coloca ahora en todos los cráteres y atacan a las comunidades circundantes.
Las baterías inglesas empiezan a atacar y un obús explota en la capucha de una máquina guerrera.
Aterrado de que sean escuchados, el narrador lo golpea y deja inconsciente.
La máquina marciana captura al clérigo y el narrador apenas puede evitar la misma suerte.
Al llegar, descubre que tanto la hierba roja como los marcianos han sucumbido abruptamente al interactuar con bacterias terrestres (por efecto del inicio de una contaminación interplanetaria de regreso), a las que no tienen inmunidad natural.
Tras casi 11 años de la adaptación radial neoyorquina, un fenómeno similar pero con consecuencias aún más caóticas, tuvo lugar en Ecuador.
Los papeles interpretados eran variados e incluían: militares, autoridades, alienígenas, policías y demás ciudadanos "huyendo por sus vidas".
En consecuencia, el pánico se desató sin control en las calles quiteñas, algunas personas asegurando haber visto platillos voladores que "definitivamente no eran globos de feria", mientras otros intentaban refugiarse en cualquier lugar que no pareciera atractivo para los extraterrestres, como en las oficinas de impuestos.
[2] Horas más tarde, una multitud enardecida, convencida de que la mejor respuesta a una radionovela era la destrucción masiva, rodeó el edificio de Radio Quito y diario El Comercio 8, que compartían instalaciones.
Muchas personas lograron salvarse de las llamas saltando hacia el techo de algún edificio colindante, algunos incluso ejecutando piruetas aéreas que años después serían conocidas como parkour, no obstante, cinco personas perecieron entre las llamas, y otras más decidieron acabar con sus vidas, temiendo ser implantadas con sondas por los extraterrestres.
[3][4] A pesar de todo, Radio Quito y El Comercio volvieron al aire pocos años después del desastre, y aunque jamás se repitió un evento de tal magnitud, con los años la historia quedó como uno de los episodios más insólitos y, por supuesto, exagerados en la memoria colectiva del país.
En esta versión los protagonistas son un científico y una guapa jovencita y los extraterrestres utilizan vehículos voladores con forma de manta raya para destruirlo todo a su paso; los eventos tienen lugar en los alrededores de Los Ángeles, California.
Además, en una escena, se intenta destruir a la raza invasora utilizando la bomba atómica, idea que no tiene éxito.
La última adaptación en el cine fue estrenada en 2005, dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tom Cruise, Dakota Fanning y Justin Chatwin, lo que ha contribuido a que la popularidad de la novela permanezca casi inalterable desde su publicación.
En 1998, la empresa Rage Software Limited se basa en dicho álbum para crear un videojuego de computadora de estrategia militar en tiempo real, distribuido por GT Interactive llamado Jeff Wayne's The War of the Worlds.
The Tripods es una trilogía de ciencia ficción para adultos escrita entre 1967 y 1968 por John Christopher.
Bond, de quien la liga recibe órdenes revela que a la población se les dirá que los marcianos murieron de gripe y los humanos murieron asesinados por los marcianos, (el final escrito por Wells).
La historia está ambientada 14 años después de la original y narra como los marcianos vuelven una segunda vez mucho mejor preparados.
Esta interpretación plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y la capacidad de adaptación en un mundo profundamente impactado por el cambio climático.
El libro fue interpretado como una crítica a las acciones coloniales del Imperio británico en África, Asia, América y Oceanía.
Por ejemplo, el Reino Unido siempre ha tenido una tecnología superior, lo cual ha otorgado a los británicos la condición de seres superiores, cuya misión era conquistar todos los países y pueblos, y llevarles el progreso.
Este argumento se desvanece con la llegada de unos marcianos, que a su vez estaban tecnológicamente mucho más avanzados.
Hace tiempo que la Inglaterra victoriana quedó atrás, pero la naturaleza del hombre no ha cambiado: cuando una situación excepcional lo libera de los condicionantes sociales, el ser humano se transforma por completo.
Por esta razón, la historia puede ser retomada siempre, como hizo Spielberg con su adaptación cinematográfica.
Su visión darwiniana de un universo donde la evolución no es exclusiva del ser humano rompe con el antropocentrismo predominante.
Wells también va más allá al sugerir que las catástrofes, aunque devastadoras, pueden tener un valor transformador.
Esta idea conecta con su crítica a la hipocresía y la opresión en las normas morales de la época, exponiendo cómo el cambio, aunque traumático, puede abrir paso a nuevas formas de pensar y vivir.
Su muerte, como resultado de sus arrebatos y delirios evangélicos que atraen la atención de los marcianos, parece una acusación de sus actitudes religiosas obsoletas; pero el narrador reza dos veces a Dios y sugiere que las bacterias pueden haber sido divinamente permitidas para existir en la Tierra por una razón como esta, lo que sugiere una crítica más matizada.