No se ha registrado ningún culto hacia los Titanes en la antigua Grecia, y lo más probable es que Hesíodo los copiara de otras teogonías del Próximo Oriente.[6] Su inclusión individual en los mitos suele referirse como meros eslabones genealógicos entre los dioses primordiales y los dioses olímpicos;[7] Ovidio ya se hace eco de esta particularidad, cuando nos cuenta que Leto es «hija de un tal Ceo».[8] Los titanes fueron doce en número ya desde su primera aparición literaria en la Teogonía de Hesíodo;[9] aunque en su Biblioteca mitológica, Apolodoro añade una decimotercera: Dione,[10] diosa preolímpica cuyo santuario se encontraba en Dodona.Los doce titanes de la primera generación estaban encabezados por el más joven, Crono (no debe confundirse con Cronos, la personificación primigenia del tiempo), quien derrocó a su padre Urano (‘Cielo’) a instancias de su madre, Gea (‘Tierra’).En cambio los hijos de los titanes Crono y Océano nunca son referidos como tales, sino que pertenecen a otra estirpe diferente.Un poema épico perdido titulado Titanomaquia y atribuido al bardo tracio ciego Tamiris, a su vez un personaje legendario, era mencionado de pasada en el ensayo Sobre la música que una vez fue atribuido a Plutarco.Aunque solo se conservan fragmentos de los relatos órficos, revelan interesantes diferencias con la tradición hesiódica.Otras los rebeldes pierden y son totalmente apartados del poder o bien incorporados al panteón.[16] Temeroso de que pudieran destronarle, Urano mantenía a todos sus hijos atrapados en el Tártaro.[17] Fue precisamente en este momento cuando Urano nombró, como insulto, a sus hijos como Titanes: el poeta utiliza un juego de palabras entre titaínontas («en su intento») y tísin («castigo»); refiriéndose a que los titanes habían cometido un acto impío contra su padre y que más tarde tendrían su justo castigo.Zeus venció tras una larga batalla y encerró a los Titanes que se le habían enfrentado en el Tártaro.[21] «Urano engendró de nuevo hijos en Gea, los denominados Titanes: Océano, Ceo, Hiperión, Crío, Jápeto, y el más joven de todos, Crono; e hijas, las llamadas Titánides: Tetis, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Dione, Tea».Le nacieron también hijas, de las cuales, las dos mayores eran mucho más insignes que las otras, la llamada Basilea [Tea], y Rea, la denominada por algunos Pandora.Higino también nos habla en diferentes fábulas sobre la relación entre Dioniso y los Titanes, dentro del contexto de la tradición órfica.Otros escritores anteriores insinúan por el contrario que la humanidad nació de la sangre derramada por los titanes en su guerra contra los Olímpicos.[33] Platón[34] y Opiano[35] también se referían a la «naturaleza titánica» del hombre, aunque es objeto de debate por parte de los mitógrafos que esos pasajes estén o no enraizados con el mito órfico descrito.[48] Empédocles da su lista de titanes, todos nombres parlantes: Fiso, «Crecimiento»; Ftímene, «Consunción»; Eunea, «Reposo»; Egersis, «Reanimación»; Cino, «Movimiento»; Astenfe, «Inmovilidad»; y Megisto, «Grandeza».[49] Cornuto añade tres titanes más, Foria («Mancilla»), Siope («Silencio») y Onfea («Profética»).[52] El investigador M. L. West también señala lo mismo en relación con los ritos iniciáticos chamanes de las primitivas prácticas religiosas griegas.
Cabeza de un Titán (Museo Arqueológico Nacional de Atenas).