El territorio de la Argentina moderna fue inicialmente parte del Imperio Español.
Durante este período, la Argentina comenzó a esbozar una política exterior liberal, expandiendo las relaciones con Gran Bretaña, que se convirtió en la principal compradora de materias primas argentinas y la principal fuente de inversiones en el país.
En 1896, por problemas con la demarcación, debió someterse la decisión a un laudo arbitral de Gran Bretaña.
En 1902, el canciller del segundo gobierno de Julio Argentino Roca, el Dr. Luis María Drago, tuvo una destacada actuación defendiendo la soberanía latinoamericana frente al bloqueo marítimo contra Venezuela ejercido por Gran Bretaña, Alemania e Italia como castigo por las deudas que Venezuela tenía con esos países, y que el presidente Cipriano Castro se negaba a pagar.
Argentina reivindica sus derechos sobre las islas y exige su devolución, considerándolas parte integral e indivisible de su territorio.
El conflicto por la soberanía de las Malvinas también abarca a las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur (otro territorio británico de ultramar) y el espacio marítimo adyacente.
El embajador británico, Sir Donald Hopson, siguiendo instrucciones del Foreign Office, le hizo llegar al canciller Vignes un papel secreto en donde proponía establecer un sistema de condominio, en el que ambos países ejercieran soberanía al mismo tiempo.
En la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar que gobernaba el país y la asunción del general Reynaldo Bignone quien inició un proceso de restauración del sistema democrático.
A partir de aquel entonces, la soberanía de las Islas Malvinas sigue en disputa, pero las islas se mantienen en posesión del Reino Unido, aunque la Argentina sostiene que son parte integral e indivisible de su territorio y las considera ocupadas ilegalmente por el Reino Unido, la reclama en la ONU y otros foros internacionales.
El primero de estos tenía como principal objetivo restaurar y normalizar tanto las relaciones diplomáticas como los vínculos sociales[9].
[10] Dos años más tarde, en 1991, se produjo una nueva reunión entre estos dos países, que tenía como objetivo discutir acerca del manejo de los recursos naturales en el archipiélago, tales como el petróleo y la pesca.
En este viaje, el presidente de la República Argentina se reunió con el Primer Ministro Británico, Tony Blair, con quien desarrolló temas económicos y culturales, evitando así la cuestión de soberanía sobre las islas.
Estos vuelos fueron llevados a cabo por la empresa chilena LAN Airlines, partiendo desde Punta Arenas con escala mensual en Río Gallegos.
[12] Ello desembocó en una lucha diplomática por parte del Reino Unido y Argentina, pero por iniciativa del gobierno argentino que retomó las protestas para obtener la devolución de dichas islas británicas a manos de las jurisdicciones argentinas, el país llevó a cabo así un bloqueo comercial (a nivel latinoamericano y caribeño) que afectó al archipiélago austral.
Kirchner luego intentó entregar un sobre al primer ministro, pero él se negó a aceptarlo.
[19] Héctor Timerman, el canciller argentino dijo que «los Estados nacionales tienen la obligación de hablar.
Preparamos un sobre que contiene varios documentos, pero el primer ministro británico se negó a recibirlo.
El intercambio terminó cuando Kirchner insistió Bretaña respetar la ONU, y Cameron se alejó.
Tras esto, Roberts acusó a Argentina de hacer «bullying» contra los isleños y sugirió que «Buenos Aires debería portarse bien para evitar nuevas tensiones con Londres».