Negociaciones para la transferencia de soberanía de las islas Malvinas

Argentina reivindica sus derechos sobre las islas y exige su devolución, considerándolas parte integral e indivisible de su territorio.

En ese momento, antes de concretar la firma del Memorándum, las negociaciones se filtraron en la prensa británica, repercutiendo en la política interna y generando oposición en el Parlamento.

El gobierno argentino conforme a los principios tradicionales ha informado su política en esta materia, acogerá esos pobladores con la más generosa disposición.

También en las calles de la capital isleña había pintadas con la leyenda «Viva Argentina» y «We want to stay British» («queremos permanecer británicos»).

[16]​ Lord Chalfont también visitó Buenos Aires, luego de estar en las islas, y no encontró predisposición para que hubiera una posición más flexible.

Su objeto era clarificar el estatus de los ciudadanos coloniales británicos y por razones raciales evitar su inmigración al Reino Unido.

El problema del proyecto fue que no protegió a los pobladores blancos de tercera o cuarta generación nacidos en colonias como Gibraltar y las Malvinas.

Por primera vez, delegados del Consejo Ejecutivo y el Gobierno Argentino estuvieron en la misma mesa de negociaciones.

Dicha ley aprobó la Declaración Conjunta y las notas reversales de soberanía que ambos países se habían intercambiado.

El acuerdo fue considerado como «favorable» por numerosos británicos y no se registraron protestas o presiones del lobby isleño.

Del acuerdo se destacan los siguientes párrafos:[36]​[41]​ A raíz de ese convenio fueron establecidas comunicaciones permanentes entre las Malvinas y el territorio continental argentino.

El condominio tenía dos problemas: para los isleños podía significar ir demasiado lejos y otorgarle mucho control a Argentina.

La idea del condominio o administración conjunta fue retomada y circuló en medios oficiales británicos, siendo vista con interés por el gobierno argentino.

En aquella oportunidad, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido concluyó que sería mejor no hacer nada al respecto por temor a provocar un aumento en la tensión política entre el Reino Unido y Argentina, provocando una ocupación argentina por la fuerza.

Según el informe existían ciertas posibilidades de encontrar petróleo en las islas y sus aguas circundantes, que eran disputadas con Argentina.

[69]​ Días anteriores, el Ministerio había declarado que dicha misión «introduciría una perturbación desagradable en las relaciones» entre ambos países y podría en peligro la solución pacífica del conflicto.

En lugar de una respuesta, el canciller recibió un non paper donde informaba que Lord Shackleton visitaría las islas aceptando una invitación.

[36]​ Días más tarde, Callagham entregó a Aráuz Castex una nota donde proponía una agenda para discutir temas de cooperación.

Sin embargo, el gobierno británico decidió posponer cualquier discusión sobre las islas, alegando prioridades en otros temas internacionales.

La campaña en el Parlamento Británico y la prensa para protestar por la inminente «entrega» de las islas a Argentina, rindió sus frutos y se creó el Falklands Islands Emergency Committee (también denominado United Kingdom-Falkland Islands Committee y más conocido como Lobby Falklands) cuyo director era, a su vez, director de la Falkland Islands Company, la compañía privada británica que controlaba casi toda la economía de las islas.

[119]​ El comité se transformó en ese mismo año en una organización no gubernamental (ONG), llamada The United Kingdom Falkland Islands Defence Committee.

Contaba con importantes apoyos y contactos e intervino para proteger la posición dura de los isleños en la opinión pública.

El artículo comenzaba con la frase: «Gran Bretaña sugiere que la soberanía de las Islas Falkland sea transferida a Argentina».

Sin embargo detalló que si los malvinenses persistían en su posición pro status quo, el Reino Unido debería prepararse para enfrentar un deterioro en las relaciones con Argentina.

Durante ese mes, J. B. Ure, Subsecretario de Estado Británico para América del Sur, visitó Buenos Aires y las islas.

Además se decidió retirar del servicio al patrullero antártico HMS Endurance una vez que concluyera su campaña por el Atlántico Sur en marzo de 1982, sin contar con un reemplazo.

La nota también agregó que la cuestión no podía seguir igual por más tiempo porque afectaba a «la integridad territorial y la dignidad nacional [argentina]».

Lord Carrington sabía del rechazo argentino a esa propuesta y consideró necesario elaborar planes de contingencia.

Al mismo tiempo declaró que defender a las islas sería «difícil y costoso» para el Reino Unido.

Sus resultados reflejaron un endurecimiento en la posición de los isleños, ya que ganaron los candidatos más opositores al acuerdo con Argentina.

El aeropuerto terminó con el aislamiento de las islas.
Información acerca de las negociaciones y otros sucesos de la época en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur de Buenos Aires .
Miguel Zavala Ortiz.
Michel Stewart.
La «casa Britannia» Britannia house» ) fue construida en 1981 por el Estado argentino, sirviendo como residencia del comodoro de la Fuerza Aérea Argentina que representaba a LADE. Desde 1989 hasta 2014 fue la sede del Museo de las islas Malvinas . [ 42 ]
Reverso del certificado provisorio según el convenio de comunicaciones de 1971 entre Argentina y Reino Unido para viajar desde/hacia las islas.
María Fernanda Cañás fue, junto con su hermana, la primera maestra de idioma español en las islas entre 1974 y 1975. [ 43 ] [ 44 ]
Grupo de malvinenses paleando turba hacia los años 1950. La turba era la única forma de combustible utilizada hasta la llegada de YPF y Gas del Estado.
Ovejas en Caleta de la Colina , isla Gran Malvina , hacia los años 1960. La actividad ovina fue la principal actividad económica de las islas desde 1850 hasta 1990. [ 90 ]
La base en 1981.
José Alfredo Martínez de Hoz.
Edificio histórico de la Falkland Islands Company en Puerto Argentino/Stanley .