Ramiro II de Aragón

La reacción de los nobles aragoneses[5]​ fue rechazar también el testamento y reunidos en Jaca proclamaron rey a Ramiro —más adelante este declararía que había aceptado la sucesión por el bien del pueblo y por la paz de la Iglesia (sola populi necesitate et ecclesiae tranquilitate).

[8]​ Según José María Lacarra, debido a la crisis política que se estaba viviendo en Aragón provocada por «la imposibilidad de cumplir el extraño testamento del monarca [Alfonso el Batallador]» Alfonso VII es recibido en Zaragoza «como libertador».

Al no ser un varón Ramiro tuvo que planear rápidamente su futuro matrimonio, eligiendo entre la dinastía castellano-leonesa o la barcelonesa.

[17]​[18]​[19]​[20]​[15]​[21]​ Pocos días después de que hubiera nacido Petronila[22]​ Ramiro se entrevistó en Alagón con Alfonso VII quien le convenció para que le rindiera vasallaje por el «Regnum Caesaraugustanum» y a cambio le restituyó la ciudad de Zaragoza (aunque manteniendo la soberanía sobre ella) y la parte oriental del «Regnum», aunque se reservó la parte occidental fronteriza con Castilla, que abarcaba Calatayud, Alagón y Soria.

[15]​ «La idea de Alfonso era que Petronila fuese educada en la corte castellana y se prometiese más tarde con su heredero», ha señalado Percy Ernst Schramm.

[27]​ Véase también la sección: Debate historiográfico sobre las «capitulaciones matrimoniales» pactadas por Ramiro II y Ramon Berenguer IV en 1137: ¿fueron un «casamiento en casa»?

[28]​[29]​ Según el acuerdo firmado en Barbastro el 11 de agosto de 1137 —«una declaración documental que por su poca habilidad no hace ningún favor a la cancillería aragonesa», según Percy Ernst Schramm, aunque quien la redactó fue el secretario de Ramón Berenguer, Ponç d'Osor—[30]​[31]​ el rey Ramiro «donaba» su «hija por mujer, con todo el reino aragonés íntegro» (tocius regni Aragonensis integritate) a Ramón Berenguer y le encomendaba a «todos los hombres del reino bajo homenaje y juramento, para que te sean fieles toda tu vida... y por todas las cosas que les pertenecen, salvada la fidelidad hacia mí y a mi hija».

Terminaba diciendo «que yo, el predicho rey Ramiro, sea rey, señor y padre en el predicho reino y en todos tus condados [rex, dominus et pater in prephato regno et in totis comitatibus tuis] mientras a mi me plazca».

[32]​[33]​[34]​[35]​ Según el historiador alemán Percy Ernst Schramm, «la relación que nacía así entre Ramon Berenguer y los aragoneses quedaba sujeta a las condiciones consuetudinarias del juramento de fidelidad».

[32]​ Tras dejar Barbastro, Ramiro II y Ramón Berenguer IV comenzaron a recorrer el reino de Aragón y al parecer surgieron algunas discrepancias entre ellos al hacer Ramiro II algunas concesiones a terceros sin conocimiento del conde.

[38]​[39]​[40]​[41]​ Tres meses después, el 13 de noviembre, Ramiro II, ansioso por volver a la vida monástica, culminó el traspaso de poderes[42]​ ratificando nuevamente la donación de su hija con todo el reino y su honor a Ramón Berenguer y declaró «por libre voluntad» que a partir de aquel momento todos sus vasallos (homines), tanto los milites (nobles) como los clerici (clero) y los pedites (pueblo llano), tenían que obedecerle como a su rey (tanquam regi).

[43]​[44]​[45]​ El historiador alemán Percy Ernst Schramm ha destacado la última última frase del documento (Supradicta omnia illi dono et firmiter laudo sicut melius unquam habuit frater meus Andefonsus et habeat ea omnia ad fidelitatem meam omni tempore: 'Todo esto a él doy y firmemente ratifico como mejor lo tuvo mi hermano Alfonso, y tenga todas estas cosas guardándome a mi fidelidad siempre') que considera que si la mima fue añadida personalmente por Ramiro II «se tiene que considerar como el documento de abdicación más antiguo hecho por propia mano de un soberano de Occidente».

[1]​ A partir de entonces Ramón Berenguer incluyó en sus documentos la fórmula regnante comes Barchinona in Aragon.

[48]​[49]​ «Allí vivió todavía diez años sin volver a intervenir en el curso de los acontecimientos», ha señalado Percy Ernst Schramm.

[63]​ Ese título lo utilizó Ramiro hasta su muerte e incluso así le mencionan las crónicas escritas en otros reinos, tal como ha destacado Javier Leralta.

[65]​[nota 4]​ En 2008, Ana Isabel Lapeña Paúl, en una monografía sobre el reinado Ramiro II afirmó que, en contra de lo sostenido por Josep Serrano Daura (Vid.

José Casado del Alisal , La campana de Huesca , 1880, óleo sobre lienzo. Según la leyenda de la Campana de Huesca , el rey Ramiro II fue a pedirle consejo a su antiguo abad, el cual le dijo que para solucionar los problemas en su reino debería arrancar las malas hierbas. Así que Ramiro dijo que iba a construir una campana lo suficientemente grande como para que se escuchara en todo su reino. Los nobles que fueron a ver esa campana para reírse de él fueron hechos pasar uno a uno a una habitación donde fueron degollados. Se cuenta que mientras los degollaban les iba diciendo "escucha, escucha, mira cómo se oyen las campanadas". Los nobles que degolló habían asaltado una caravana de musulmanes en tiempo de tregua. Esto hizo que sus enemigos en la corte desaparecieran por el temor que les infundió.
Signum regis (firma) de Ramiro II.
Documento de los acuerdos de esponsales de Barbastro, 11 de agosto de 1137. Según la traducción de Antonio Ubieto Arteta (1987b:144-145), y suprimidas las relaciones de villas y castillos donados e iglesias y monasterios que retenía, decía:
Yo Ramiro, hijo del rey Sancho, rey de los aragoneses, doy a ti Ramón, conde barcelonés, mi reino de Aragón, con mi hija, todo íntegramente, como lo dividió el rey Sancho el Mayor, abuelo de mi padre; y como lo dividí con el rey García Ramírez de los navarros, en Pamplona, exceptuadas las tenencias que el sobredicho rey Sancho [el Mayor] dio al rey Ramiro, mi abuelo, en Navarra [...] Esto te doy y concedo a los hijos de los hijos tuyos que fuesen de generación de mi hija, por los siglos de los siglos. Tú, en cambio, convienes conmigo, en palabra de verdad, y pones tus manos entre mis manos, que no enajenes, ni hagas enajenar, este reino que te doy, durante la vida de los hijos de mi hija. [...] Y que durante toda mi vida me tengas como padre y señor. [...] Aunque te entregue el reino, sin embargo, no renuncio a mi dignidad.
Supuestos retratos de Ramon Berenguer IV y de Petronila . Es una copia de 1634 del original pintado por Felipe Ariosto en 1586 que formaba parte de la Colección de retratos de los reyes de Aragón encargada por la Diputación General de Aragón .