Campana de Huesca

La historia es parte del acervo popular en Aragón, especialmente en la ciudad de Huesca.Ramiro II hizo llamar a los principales nobles para que vinieran a Huesca, con la excusa de hacer una campana que se oyera en todo el reino.Una vez allí, hizo cortar la cabeza a los nobles más culpables, sofocando la revuelta.A los rebeldes los hizo entrar de uno en uno en la sala y fue decapitándolos según iban entrando.[4]​ En Historia, V, 92, Heródoto refiere:[b]​ También se puede encontrar esta anécdota en la Política de Aristóteles —en el tercer libro, capítulo 13, hacia el final del fragmento 1284a—, contada brevemente y de manera similar a Heródoto.En el siglo I a. C. Tito Livio atribuye la leyenda a Tarquino, que corta con un bastón las adormideras más altas para aleccionar a Sexto Tarquino, rey de los Gabios.[6]​ Más difícil es dilucidar cuándo se produce la aclimatación e hispanización del mito en una leyenda medieval.Manuel Alvar afirma que se pudo producir a través de la herencia carolingia y la épica occitana francesa a la que tan ligado estaba el reino de Aragón.Esos nobles desacataron órdenes aprovechando el cambio de monarca, y en una de esas disputas Ramiro II estuvo a punto de perder el trono ya que en la obra Kitab al-Anwar al Yâliyya, del historiador andalusí Abu Bakr al-Ansari, recogida en la obra de Ibn Idari, en la que cuenta como los nobles aragoneses rompieron una tregua firmada por Ramiro II con el general almorávide, IIshaq ibn Muhammad ibn Ghaniya, señor de Valencia al atacar una caravana.En los Anales Toledanos Primeros, unos cincuenta años posterior a los hechos, aparece esta noticia: La nota se refiere, como atestigua Ubieto, al año 1135 o 1136.En cuanto a su valoración moral, califica el acto de crimen «cruel e inaudito».Otro dato en este sentido sería la ausencia de los dichos paremiológicos que transmiten fuentes como la Crónica pinatense: "Por fer buenas coles, carne ý á menester" o el Valerio de las estorias...: «No sabe la vulpeja con quién trebeja»; lo que hace pensar que Lope no manejó ninguna de estas dos fuentes.Dos años después, un joven Antonio Cánovas del Castillo hacía sus pinitos en la novela histórica decimonónica con La campana de Huesca: (crónica del siglo xii), una obra de escasa enjundia literaria.Una década más tarde, en 1862, el autor albaceteño Joaquín Tomeo y Benedicto, que desempeñó los cargos de periodista y archivero en Zaragoza, redactó el drama en tres actos titulado La Campana de Huesca.Ramón María del Valle Inclán, en su novela La Corte de los Milagros (1927), alude a la leyenda en este fragmento: "-Si se ponen pelmas y lo echan por la tremenda no estarán mal en escabeche con todos ellos.José Damián Dieste y Ángel Delgado presentaron su novela histórica El Rey Monje en 1999 en los claustros de San Pedro el Viejo, una obra colorista que recientemente ha sido reeditada.En 1921 fue depositado en el Senado y, en 1950 fue cedido al Ayuntamiento de Huesca, donde se expuso en su Sala del Justicia.Fue incluido en la exposición El siglo XIX en el Prado, con la que se inauguró en 2007 la ampliación del Museo, regresando a Huesca a su finalización (previamente, en 1992, había estado también en la muestra La pintura de Historia en España en el siglo XIX, en las salas del antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo).Es un lienzo que mostraba cómo se justificaba la mano firme ante las actitudes levantiscas o revolucionarias contra la autoridad.
Página inicial de la comedia de Lope de Vega La Campana de Aragón (1623).