García Ramírez de Pamplona

No obstante, dado el origen bastardo de su padre Ramiro Sánchez, la Iglesia no reconoció la legitimidad al trono pamplonés de García, negándosela durante todo su reinado.

Otros, con los años, cambiaron su apoyo, como Pedro, abad de Leire, que financió incluso la campaña contra Aragón.

En 1134, cuando García Ramírez accedió al trono pamplonés, «alzado rey por los barones, necesitaba una confirmación externa de su realeza que, entre otras cosas, asegurara su independencia frente a Aragón.

El procedimiento habitual en estos casos, de infeudar su reino a la Santa Sede —como haría el portugués— le estaba vedado, puesto que la nueva monarquía navarra había nacido enfrentada al papado, que se mostraba como el más ardiente defensor del testamento del Batallador en provecho de las órdenes militares.

Por ello García Ramírez prestó vasallaje al "emperador" en una solución que, sin duda, se consideraba provisional por todas las partes implicadas.»[8]​ Su reino ya había perdido todas sus fronteras con los territorios musulmanes, privando así todas sus posibilidades de expansión territorial hacia el sur, quedando completamente rodeado de tres reinos mucho más grandes y poderosos: Aragón, Castilla y Francia.