La Prehistoria de Europa se refiere al estudio del periodo prehistórico en el continente europeo, es decir desde el Paleolítico inferior hasta la adopción de la escritura,[1] algo que no se produjo simultáneamente en las distintas regiones del continente.En particular la distribución del haplotipo R1a muestra cierta similitud con la primera dispersión de las lenguas indoeuropeas en Eurasia.[5][6] Los hallazgos del Paleolítico inferior en la península ibérica eran muy escasos, aunque se habían encontrado piedras talladas con una antigüedad parecida.Sin embargo, los descubrimientos realizados en la sierra de Atapuerca, cercana a Burgos, han cambiado radicalmente los esquemas establecidos.En primer lugar, en el año 1994, durante una prospección efectuada en la sima llamada Gran dolina, aparecieron los restos del hominino más antiguo hallado hasta entonces en Europa, cuya datación se sitúa en torno a los 800 000-780 000 años AP.Análisis de emplazamientos demuestran que algunos Neandertales fueron habilidosos cazadores en grupo capaces de matar grandes mamíferos característicos del clima frío del Paleolítico y trabajar la carne, huesos y piel mediante herramientas especializadas.Sus necesidades nutricionales estuvieron cubiertas principalmente por carne durante los miles de años en los que la vegetación europea estuvo limitada a tundras y estepas, con buena parte del continente cubierto por hielo y nieve durante largos períodos.Aunque fue muy discutido , este hecho demostró que los Neandertales habían adoptado en cierta medida la cultura del Homo sapiens moderno.[13][14] Por 24 000 AP las culturas Solutrenses y Gravetienses estaban presentes en la región al sudoeste de Europa.Sin embargo, en el Mediterráneo Iberia, Italia, los Balcanes y Turquía, culturas epi-Gravetienses siguen evolucionando localmente.En la fase tardía de este período epi-Paleolítico, la cultura Sauveterriense evoluciona hacia lo que se llama el Tardenoisiense e influye fuertemente en su vecino meridional, reemplazándola claramente en la España mediterránea y Portugal.Las herramientas tendieron a hacerse cada vez más pequeñas (microlitos) e incluían delicados utensilios como anzuelos y agujas de costura.Los grupos neolíticos comenzaron a basar su alimentación en el cultivo de trigo, cebada y centeno, a la par que domesticaban cabras, ovejas y bueyes, así como asnos, caballos o renos.Aunque muchos cultivos se plantaban en huertos inmediatos a las viviendas, el trigo y la cebada solían ser cultivados en pequeños campos cercanos, con lo que el área usada por un solo asentamiento podía tener un radio de unos 5 km.Las comunidades agrarias de la cultura del Danubio estaban en contacto unas con otras e intercambiaban bienes a través de largas distancias, como el ámbar del Báltico, que llegaba hasta el Mediterráneo.Asociados al vaso campaniforme hay una serie de elementos nuevos (como los conocimientos metalúrgicos o los enterramientos individuales) que se extendieron por toda Europa junto a aquel.[20] Durante los casi mil trescientos años que duró este periodo se gestaron las particularidades de los pueblos germanos, latinos, galos, iberos o lusitanos, que comenzaron a definirse como tales desde el Bronce Final.Este comercio favoreció la consolidación de unas élites ya existentes, que lo controlaron y aumentaron con ello su privilegiada posición.Durante el Bronce final (1200-700 a. C.) se expandieron los campos de urnas por buena parte del continente.En la Meseta Norte de la península ibérica la Edad del Bronce es dividida según las dataciones radiocarbónicas en tres periodos, con tres estilos cerámicos, fases u horizontes culturales: Edad del Bronce Antiguo (ca.En la Edad del Bronce de la Meseta Norte no hay por lo general grandes estructuras como en las áreas del sur peninsular o como las detectadas en otras zonas europeas meridionales con organizaciones sociales más complejas, aunque hay una tendencia por ubicar los poblados en las zonas elevadas.La Edad del Hierro en Europa es considerada habitualmente como protohistórica (al menos su segunda fase) y finaliza con la conquista romana.Destaca también por su singularidad Tartessos, entidad protoestatal que se desarrolló en el sur de la península ibérica en paralelo al primer periodo.Los autores griegos mencionan otros pueblos como los sicanos, los elimios y los turdetanos que al parecer habrían hablado lenguas no indoeuropeas.