Al igual que el eteocretense, es una lengua autóctona de origen desconocido.El eteochipriota experimentó un proceso de substitución lingüística por parte del antiguo griego arcado-chipriota desde el siglo X a. C. y por la koiné en el periodo helenístico aunque continuó siendo utilizado hasta al menos el siglo I a. C.[2] La lengua sigue siendo esencialemente una lengua no descifrada excepto por una pequeña colección de vocabulario contenida en inscripciones bilingües.Las características lingüísticas como su gramática, la existencia de flexión o el carácter aglutinante no se conocen bien.Se han intentado traducciones parciales de inscripciones que dependen en gran medida del traductor, y no existe consistencia entre las propuestas.La inscripción eteochipriota más conocida es un texto bilingüe epigrafiado sobre una placa de mármol negro encontrada en la acrópolis de Amatunte hacia 1913, y datada hacia finales del siglo IV a. C.[3] El texto está escrito tanto en dialecto ático como en eteochipriota.