Cultura arqueológica

No tiene por qué ser, ni mucho menos, el reflejo cultural de un grupo humano concreto y diferenciado de los demás grupos humanos, distorsión en la que se ha incurrido con suma facilidad hasta finales del siglo XX.

Por ello, según algunos autores, lo más indicado sería utilizar los términos cronocultura o complejo tecnológico/estilístico[2]​ para referirse a estos conjuntos artefactuales.

[7]​ Debido a ello, numerosos arqueólogos han puesto en duda posteriormente esta supuesta conexión intrínseca entre cultura material y sociedades humanas.

Esta apreciación puso sobre aviso a todos aquellos arqueólogos que sistemáticamente relacionaban, de una manera un tanto simplista, una determinada cultura material con unos supuestos grupos étnicos humanos.

No se podía utilizar únicamente la cultura material para la reconstrucción de grupos humanos.

Kossinna veía el registro arqueológico como un mosaico de culturas claramente definidas (o Kultur-Gruppen, grupos culturales) que estaban fuertemente asociadas con la raza.

Definió la cultura arqueológica como artefactos y restos que aparecen juntos de forma sistemática.

Por el contrario, algunos arqueólogos han argumentado que algunas culturas supuestamente distintivas son manifestaciones de una cultura más amplia, pero muestran diferencias locales basadas en factores ambientales como los relacionados con el hombre de Clactoniano.

[cita requerida] Por el contrario, los arqueólogos pueden distinguir entre culturas materiales que en realidad pertenecían a un único grupo cultural.

En el pasado, estos hallazgos sincrónicos solían interpretarse como una intrusión de otros grupos.

Elementos materiales mediante los cuales se identifica la variante escandinavo-báltica de la cultura de la cerámica cordada ( del hacha con forma de bote ): vaso cerámico y hachas de piedra.