Persecución a los cristianos en el Imperio romano

A partir del año 250, la persecución en todo el imperio tuvo lugar como consecuencia de un edicto del emperador Decio, que estuvo en vigor dieciocho meses, durante los cuales algunos cristianos fueron ejecutados mientras que otros apostataron para escapar de la muerte.

[13]​ Se negaron a ofrecer incienso al emperador romano, y en la mente de la gente, el «emperador, cuando se le veía como un dios, era... la encarnación del Imperio romano»,[17]​ así que los cristianos eran vistos como desleales a ambos.

[18]​[19]​ En Roma, «la religión únicamente podía ser tolerada mientras contribuyera a la estabilidad del estado», lo que «no permitiría ningún rival para la lealtad de sus súbditos.

Este delator estaba dispuesto a actuar como fiscal del juicio y podía ser recompensado con algunos bienes del acusado si presentaba un caso adecuado o ser acusado de calumnia («enjuiciamiento malicioso») si su caso era insuficiente.

Incluso si estos gobernadores hubieran tenido fácil acceso a la ciudad, no habrían encontrado mucha orientación legal oficial sobre el asunto de los cristianos.

Incluso así, estos edictos no prescribían ningún castigo específico y los gobernadores conservaron el margen de maniobra que les permitía la distancia.

Cuando un gobernador era enviado a una provincia, se le encargaba la tarea de mantenerla pacata atque quieta («establecida y ordenada»).

Así pues, aunque las creencias privadas de los cristianos pueden haber sido en gran medida irrelevantes para muchas élites romanas, esta práctica religiosa pública era, en su opinión, crítica para el bienestar social y político tanto de la comunidad local como del imperio en su conjunto.

[43]​ El historiador H. H. Ben-Sasson ha propuesto que la Crisis bajo Calígula (37-41) fue la primera ruptura abierta entre Roma y los judíos.

[47]​ La persecución de las sectas «supersticiosas» no era algo inaudito en la historia romana: un culto extranjero sin nombre fue perseguido durante una sequía en el 428 a. C., algunos iniciados del culto báquico fueron ejecutados cuando se consideraron fuera de control en el 186 a. C., y se tomaron medidas contra los druidas durante los primeros tiempos del Principado.

La persecución en Lyon (año 177) fue precedida por la violencia de las turbas, que incluyó asaltos, robos y apedreamientos.

Varios concilios celebrados en Cartago debatieron hasta qué punto la comunidad debía aceptar a estos cristianos lapsi.

[55]​ Los judíos también se negaron a participar en estas acciones, aunque fueron tolerados porque siguieron su propia ley ceremonial judía, y su religión fue legitimada por su naturaleza ancestral.

[61]​ Algunos estudiosos modernos han puesto en duda este punto de vista en gran parte porque no hay más referencias a que Nerón culpase a los cristianos por el incendio hasta finales del siglo IV,[62]​[63]​ aunque esta posición no ha tenido recepción académica favorable.

[64]​[65]​[66]​[67]​ Suetonio, más tarde, no menciona ninguna persecución después del incendio, pero en un párrafo anterior no relacionado con el fuego, menciona los castigos infligidos a los cristianos, que son descritos como «hombres que siguen una nueva y maléfica superstición».

Suetonio, sin embargo, no especifica las razones del castigo; simplemente enumera el hecho junto con otros abusos cometidos por Nerón.

Sin embargo, se ha argumentado que en contexto, el institutum Neronianum, simplemente describe las actividades anticristianas; no proporciona una base legal para ellos.

[70]​ Según algunos historiadores, judíos y cristianos fueron fuertemente perseguidos hacia el final del reinado de Domiciano (89-96).

[75]​ Algunos historiadores han sostenido que hubo poca o ninguna actividad anticristiana durante la época de Domiciano.

[82]​ Sin embargo, los no ciudadanos que admitieron ser cristianos y se negaron a retractarse fueron ejecutados «por obstinación».

[83]​ Barnes afirma que esto colocó al cristianismo "en una categoría totalmente diferente de todos los demás delitos.

[88]​ La medida en que el propio Marco Aurelio dirigió, alentó o fue consciente de estas persecuciones no está clara y es muy debatida por los historiadores.

[90]​ Fueron condenados a varios castigos: ser comidos por las bestias, la tortura y las malas condiciones de vida en prisión.

[91]​Eusebio, sin embargo, escribió su Historia Eclesiástica aproximadamente 120 años después de los acontecimientos a los que hizo referencia.

[92]​ Ireneo no hace mención alguna de ninguna persecución que hubiera ocurrido en su ciudad en el quinto volumen de Adversus Haereses escrito en 180, aunque esta obra no estaba dirigida a paganos sino a ramas heréticas del cristianismo; Ireneo escribió: «Los romanos han dado la paz al mundo, y nosotros [los cristianos] viajamos sin miedo por los caminos y a través del mar por donde queramos».

[33]​ Tal vez la más famosa de estas persecuciones post-Severo son las atribuidas a Maximino el Tracio (r. 235-238).

Las palabras de la sentencia muestran que a los ojos del estado romano, el cristianismo no era una religión en absoluto, y la iglesia era una organización criminal.

Galerio terminó la persecución en Oriente en el 311, pero fue reanudada en Egipto, Palestina y Asia Menor por su sucesor, Maximino.

Cuando no lo hacían, como cuando el gobernador provincial viajaba a otras ciudades para realizar asesoramientos, sus actividades se divulgaban en toda la provincia.

[126]​ Timothy Barnes, sin embargo, argumenta que la intención de Eusebio no era tan amplia como el texto citado por Ste.

Los nombres de cuatro mártires de la Gran persecución - Zoticos, Attalos, Kamasis, Filippos - en su tumba, en la cripta de la iglesia cristiana primitiva de Niculițel, Rumania .
Salón Romano de la Justicia, Young Folks' History of Rome, 1880.
Martirio de Calepodio .
Martirio de san Lorenzo. Christian heroes and martyrs (1895).
El juicio de Justino Mártir .( Fra Angelico , circa 1450).
San Blas de Sebaste en un juicio ante un gobernador romano. Louvre .
Reconstrucción del palacio del gobernador romano en Aquincum , Hungría .
Persecución de los cristianos. Young Folks History of Rome (1878).
Las Antorchas de Nerón , por Henryk Siemiradzki . Según Tácito , Nerón usó a los cristianos como antorchas humanas.
Una copia del segundo manuscrito Médici de Anales , libro 15, capítulo 44; página con la referencia a los cristianos.
Santuario de las tres Galias , en Lyon . El poste de la arena es un monumento a las personas asesinadas durante esta persecución.
Martirio de santa Blandina , una de las mártires de Lyon, vidriera de Alexandre Mauvernay.
Un libellus de la persecución deciana del año 250.
Martirio de Sixto II bajo el mandato de Valeriano.
Escultura de un mártir, Catedral de Milán .
"Faithful Unto Death" por Herbert Schmalz .