Limita con los municipios de Valle del Zalabí, Aldeire, Ferreira, Huéneja, Alquife y Lanteira.
El pueblo está situado al este de la capital, recostado sobre un pequeño cerro rocoso, en cuya cima el primer Marqués del Zenete, hijo del Cardenal Mendoza, mandó construir un castillo-palacio.
En las coordenadas geográficas 37º 10’ 11’’ Norte y 3º 3,5’ 25’’ Oeste, a una altitud de 1.192 m en La Calahorra el sol sale cerca del Juancanal.
Hay informaciones que confirman la existencia de asentamientos humanos en La Calahorra y comarca del Marquesado en el Neolítico.
En otros edificios se ubicaban la escuela para niñas, la botica, el estanco, la barbería, una posada y alguna taberna.
Con ella aparecieron los receptores de radio que alegraron las casas con coplas, cante flamenco y novelas.
Tanto las paredes exteriores como las interiores se blanqueaban todos los años en ocasión de las fiestas del patrón usando cal.
Todos aportaban sus esfuerzos para sacar adelante la cría de gallinas, conejos, marranos, cabras y ovejas.
En septiembre se hacían otros quehaceres como enristrar ajos, cebollas, tomates y pimientos secos, y hacer conservas de tomates guardándolos en frascos de vidrio.
Las tierras se clasifican en tres grupos: Una pequeña porción, cercana al pueblo, es la vega, tierras de regadío, en la que se cultivaba remolacha, patatas, maíz, garbanzos, hortalizas, y algún frutal.
El tiempo del trabajo se ajustaba a la luz del sol, por lo que en invierno las horas de faena eran escasas, mientras que las largas jornadas de verano con frecuencia se prolongaban durante la noche en tareas como aventar el trigo y la cebada o almacenar la paja.
La tostadora dedicada a tostar garbanzos y principalmente cebada, que era usada en infusión como sustituto del café.
Los 2100 habitantes que por esas fechas vivían en La Calahorra, lo hacían entre la pobreza y la resignación.
Sin agua corriente, eran las mujeres quienes la traían desde los caños con sus cántaros para beber, cocinar y lavar.
Solamente los novios formales paseaban juntos y nunca cogidos de la mano.
El rosario, la novena y la misa del domingo, eran actos religiosos que reunían a los vecinos.
San Antón, que comparte ermita con San Gregorio, se baja en procesión hasta la iglesia, se le dice la novena y el día diecisiete, acompañado de todas las caballerías del pueblo, vuelve a su habitual ubicación.
El acto central es la misa, las más concurrida del año, ya que al salir los asistentes reciben un rosco de pan ácimo al que se le atribuyen propiedades curativas.
En el interior de algunas casas se levantan altares con cruces adornadas con plantas, flores, colchas y candelabros, alrededor de los que se reúne la gente para divertirse con juegos, cantos y bailes.
Por la tarde los paseos se repetían por la carretera de Alquife y la calle Los Caños.
Durante estas mañanas, en la plaza se iba construyendo, con carros trabados con palos, una estructura que albergaría los festejos taurinos que se celebrarían el sábado y el domingo.
Lo más significativo de esta ayuda para La Calahorra son dos productos desconocidos: un queso de color rosado y extraño sabor y la leche en polvo que se da en la escuela.
La consecuencia de estas medidas es un crecimiento económico en España que fundamentalmente tiene lugar en Cataluña y País Vasco.
Se compran las primeras segadoras tiradas por mulos, que abren el camino a cosechadoras y tractores.
Se acabaron los largos viajes a Guadix subidos en el carro o en la albarda del mulo, la Autedia da comodidad y rapidez.
Primero se lleva el agua corriente a las casas, lo que libra a las mujeres de traerla desde los caños y les permite lavar la ropa en la pila en casa; más tarde se establecen canalizaciones de desagües que posibilitan la instalación de retretes y cuartos de baños, lo que limpia de excrementos los corrales, la balsilla y otros lugares del pueblo a los que los hombres acudían para hacer sus necesidades; después se asfaltan las calles eliminando el polvo y el barro.
Se han olvidado que ellos para desayunar tomaban infusión de cebada tostada.
Es la hostelería, con nuevos bares y hoteles, la que mantiene la economía del pueblo.
El interior es un hermoso palacio renacentista, realizado por artistas italianos con mármol traído de Carrara (Italia).
El palacio tiene su centro en un patio cuadrado con una galería inferior y otra superior unidas por una suntuosa escalinata.