Se llamó quinquet primero en Francia, por Antoine-Arnoult Quinquet, un farmacéutico de París que introdujo algunas mejoras (como el tubo o chimenea de vidrio) y lo popularizó.
Los primeros modelos de vidrio esmerilado eran como chimeneas cilíndricas rodeando la mecha, estabilizando la llama y contribuyendo a la mejora del flujo de aire.
Eran un poco más costosos que las lámparas de aceite debido a su mayor complejidad, por lo que fueron probados primero por la clase alta, pero pronto se extendió a la clase media y, finalmente, los menos acomodados también lo usaron.
Era la iluminación normal hasta mediados del siglo XIX, cuando se introdujo la lámpara de queroseno; ésta utilizaba una mecha plana, regulable en altura mediante una ruedecilla, con una pantalla de vidrio con un abultamiento.
El queroseno era considerablemente más barato que el aceite de ballena, y muchas lámparas de Argand se adaptaron a quemar queroseno.