Juan II de Portugal

Era hijo del rey Alfonso V el Africano y de su primera esposa, la infanta Isabel.

Ya desde joven (e influido seguramente por la política de su abuelo materno, el infante Pedro), Juan no era muy popular entre los nobles del reino, ya que se mostraba indiferente a las influencias externas y rechazaba las intrigas.

Los nobles, incluyendo al duque Fernando II de Braganza, temían sus futuras políticas como rey.

Los nobles empezaron inmediatamente a conspirar; Juan II no hizo nada pero se mantuvo alerta.

Otras personas fueron ejecutadas o se exiliaron a Castilla, incluyendo el obispo de Évora que fue envenenado en prisión.

Tras estos acontecimientos, la nobleza del país no se atrevió a enfrentarse al rey.

Juan II quedó libre para gobernar a su manera sin que se produjeran nuevas conspiraciones durante su reinado.

Juan II restauró las exploraciones atlánticas, reviviendo el trabajo iniciado por su tío abuelo, Enrique el Navegante.

En esa época se iniciaron una serie de disputas entre Portugal y Castilla sobre el control del mar.

Sepulcro de Juan II de Portugal, Monasterio de Batalha