También se sostiene la teoría, evidente en la marcada influencia que recibió su cerámica prehispánica, de que este auge comercial llevó a establecer contactos marítimos con pueblos del Perú y el lejano Oriente.
Basándose en una pronunciación semejante Xalahua, Anguiano Tafolla define a este lugar como: «El que tiene amates (salates) en la arena»; mientras que Figueroa Torres con los vocablos Tzalahua difiere un poco al definirlo como «Lugar en donde se encierra el agua».
Se cree que ambas decertaciones en su toponimia guardan apegada importancia geohistórica, así como también el alto valor antropológico de unos rasgos indígenas todavía notables en algunos de sus actuales moradores.
En el siglo XVI, durante la conquista de las tierras americanas y sus mares de la Nueva España sus costas se consideraron viables para el establecimiento de rutas y enclaves para la navegación y al comercio hacia el Oeste.
En este sentido Hernán Cortés, conocedor de la tierra nueva que conquistaba, le pareció mejor explorar el mar del sur y extender las conquistas hacia el oriente, que sitiar por tierra ciudades y comarcas con estrategias de guerra.
Así pareció reaccionar al dar con la clave de un dominio hegemónico que por siglos establecieron los mexicanos desde la meseta de Anáhuac («donde confluyen dos océanos», en náhuatl), hasta las planicies y cordilleras mesoamericanas ubicando los pasos ístmicos, selvas y nexos con otros pueblos de América del Sur, según los códices y registros topográficos hechos en papel amate que le fueron entregados en su viaje a Las Hibueras.
Agrega: Algunos historiadores aseguran, sin comprobar hasta la fecha, que Juan Rodríguez de Villafuerte comisionado por Hernán Cortés para construir en Zacatula las naves destinadas a los descubrimientos, hubo atacado por mar las poblaciones costeras y logrando desembarcar en Salahua para luego internarse hasta Caxitlán y sostener batalla con los colimotas, como algunos historiadores regionales confirman.
Asuntos urgentes le impidieron a Cortés confirmar el suceso personalmente.
Tanto Loaysa como Elcano murieron antes de llegar a su destino.
Varios años después son readmitidos a Europa, entre estos marinos deportados se encontró Andrés de Urdaneta.
La descripción de la derrota del bergantín Espíritu Santo es por tanto, la primera que se tiene para el litoral existente entre Zacatula, sobre la desembocadura del Balsas, a la Bahía de Santiago, en Colima.
La lucha por el poder en Nueva España se presentó en estos primeros momentos como la lucha por contrarrestar la influencia del conquistador, para ello se recurrió no siempre a métodos claros u honestos.
En este lugar el capitán Francisco Maldonado dirigía la construcción de cinco navíos; los aparejos y materiales fueron destruidos y el capitán fue preso por órdenes de los oidores.
Son tantos y tan burdos los excesos de esta Primera Audiencia que el mismo Obispo Zumárraga solicitó su destitución.
El resto de la tripulación se dirige entonces a Culiacán en la otra nave, tomando tierra los más fuertes y dirigiéndose hacia los dominios de Guzmán en donde son tomados presos.
Encontró restos del antiguo pueblo fundado por Hernán Cortés y encontró en los naturales de la zona, numerosos objetos españoles que guardaban con extraordinario aprecio, tales como las herramientas de metal.
Creyó haber llegado a la boca del estrecho de Anián, imaginario paso entre el Pacífico y el Atlántico, lo que no se atrevió a pasar debido a que toda su tripulación había enfermado de escorbuto.
Quiroz y Torres tocarían ese mismo puerto entre los años 1605 y 1607, procedentes de la Tierra Austral del Espíritu Santo, Santa Cruz, Polinesia, partiendo del Callao, Perú, regresando por el Norte arribando a Acapulco después de descubrir el estrecho de Torres.
Con el tiempo cobrarían vigor esos centinelas para Nueva España al probar su efectividad, al igual que el sistema de fuertes que la Corona apostó en diversos mares para guarnecer sus dominios de ultramar, como el Fuerte de San Diego en Acapulco que en 1617 construyó el ingeniero Adrián Booth con guarnición y artillería, y que aparece en diversos grabados neerlandeses como prueba precisa de sus remotas y estudiadas incursiones a la costa americana del Pacífico.
Para 1612 el puerto de la Navidad seguía recibiendo algunos de los exploradores peruanos del Suroeste del Pacífico, que continuaron incluso suministrándose en Salagua y Santiago.