Se comprometían a realizar «cierta empresa importantísima en el Servicio de Dios, si el Resultado era positivo, realizar la evangelización de toda la parte austral y del amplísimo reino de las Californias».
En 1612 firmaron un asiento con el virrey para buscar nuevos bancos de perlas, buscar los galeones perdidos del general Luis Fernández de Córdoba, y descubrir el rico reino de la California.
[3] Nicolás fue puesto al cargo de la exploración.
Durante los años siguientes, Nicolás intentó establecer un negocio de perlas, y luchó contra las intrusiones de los neerlandeses (Joris van Spilbergen).
Arruinado, Nicolás volvió a España para obtener más fondos y seguir explotando el negocio de las perlas, obteniendo una «Real Orden» en mayo de 1618.