Segunda guerra del Congo

Los combatientes provenían de nueve naciones (además de existir dentro del país veinte facciones armadas distintas), lo que lo convierte en el conflicto continental africano más grande del que se tenga noticia.

Dentro de estos graves hechos, se considera a este episodio el más álgido dentro del llamado «genocidio congoleño».

Para 1965 Mobutu se había consolidado como el hombre fuerte del país, estableciendo una dictadura que duraría por muchos años.

Dirigidas por Laurent Désiré Kabila, estas fuerzas dieron inicio a la primera guerra del Congo en 1996.

Se informó que el 27 del mismo mes los rebeldes ocupaban la ciudad de Kasenga, pese a ser este hecho desmentido por Mobutu.

Fuera de los conflictos entre sus propios partidarios locales y una exorbitante deuda externa, sus colaboradores extranjeros decidieron no abandonar el país cuando se les solicitó.

Sin embargo, dos semanas después Kabila abandonó la diplomacia, agradeciendo a Ruanda su ayuda y ordenando a esas tropas, además de las de Uganda, abandonar con la mayor brevedad el país.

Fuera de esto habían sido utilizados por los ruandeses para entrar al país, y poco tiempo después se vieron envueltos nuevamente en un conflicto armado.

Como resultado de lo anterior, la guerra la combatieron, principalmente, grupos de milicias no organizadas, altamente indisciplinadas y que contribuyeron a la violencia con acciones tales como violaciones masivas, tortura y limpieza étnica.

Además Ruanda y Uganda se aliaron con Burundi para ocupar toda la zona noreste del país.

El 12 de agosto, en términos similares a los utilizados durante el genocidio ruandés, un mayor del ejército del gobierno declaró por la radio: “el pueblo debe llevar machetes, lanzas, flechas, azadones, espadas, rastrillos, cercos de púas, piedras, y utensilios similares, para –queridos escuchas- matar a los tutsis ruandeses”.

Cabe destacar que siempre ha sido objeto de controversia, si realmente la intervención ruandesa tuvo como fin exclusivo el proteger a los banyamulengues.

En una arriesgada maniobra, unos rebeldes del ADC secuestraron una aeronave del gobierno, desplazándose hacia la base de Kitona, en la costa atlántica, donde se les unieron soldados gubernamentales amotinados, esparciendo la revuelta por toda la zona.

En este período Uganda creó un grupo para apoyar su causa, denominado Movimiento para la Liberación del Congo (MLC).

Fuera de los triunfos mencionados, la lucha continuaba a lo largo del país, donde soldados pro Kabila combatían.

Sin embargo nadie creía que el gobierno lograría sostenerse por mucho tiempo, y se esperaba la inminente caída de la capital.

Los términos del acuerdo eran que todas las fuerzas beligerantes, bajo una Comisión Militar Conjunta, cooperarían en identificar, desarmar y documentar a todos los grupos armados que operaran en el Congo, especialmente aquellas relacionadas con el genocidio ruandés de 1994.

Los reiterados intentos diplomáticos seguidos por varios países y organismos internacionales como la ONU, la Organización para la Unidad Africana (actual Unión Africana) y la Comunidad para el Desarrollo de África Austral no lograron detener la crisis.

Para Occidente, en cualquier caso, era más importante determinar quién heredaría el poder que realizar una investigación detallada de lo sucedido.

Periódicos norteamericanos, especialmente el Washington Post, evaluaron positivamente al hijo del extinto presidente en comparación con este, acusando a Kabila de ser el principal obstáculo para dar cumplimiento al tratado de paz.

Pese al comportamiento de Ruanda en este conflicto, este país sigue recibiendo mucha más ayuda internacional que la RDC, mientras que Kagame es considerado un "respetado estadista" por las potencias occidentales, cuya colaboración fue clave para poner término al genocidio ruandés.

Un juez francés que investigó la muerte de los pilotos franceses del avión, concluyó que Kagame dio la orden de derribo, así mismo un juez español ha llegado a las mismas conclusiones.

Kagame ordenó el ataque, aunque otros dicen que los responsables fueron extremistas hutus cercanos al gobierno del propio Habyarimana.

En respuesta, el FPR de Paul Kagame dio un paso adelante en sus esfuerzos para derrocar al gobierno genocida.

Los repetidos intentos de poner término a la violencia en el Congo fracasaron reiteradamente.

Para agravar más la situación, los banyamulengues, cansados del interminable conflicto, se amotinaron varias veces, provocando graves desórdenes en las zonas que se encontraban bajo su control, chocando con el propio ejército de Ruanda.

Este acuerdo ha sido violado varias veces, aunque ha traído aparejado un descenso significativo de la violencia en el país.

Lubanga tendrá el dudoso honor de ser la primera persona que enfrente un juicio por la Corte Penal Internacional.

La guerra ha sido tal vez una de las peores desgracias que ha sufrido este país desde su independencia.

La pequeña inversión extranjera que existía huyó durante el conflicto, dejando al estado sin recurso alguno.

La frontera entre la República Democrática del Congo con Ruanda y Burundi .
Soldado congolés ajustando una metralleta tipo PK soviética en la frontera con Ruanda. Año 2001.
Ciudadanos de la RDC esperando cruzar a Ruanda en un paso fronterizo, año 2001.
Países beligerantes en la guerra.
El presidente de Namibia Sam Nujoma .
Refugiados del campo de Bunia.
Grupo de mujeres que sobrevivieron a violaciones organizadas en la provincia de Kivu del Sur .
Cementerio -memorial de víctimas de la guerra en Kisangani .